domingo, 4 de agosto de 2013

La cultura obrera en la sociedad de masas - Richard Hoggart



La cultura obrera en la sociedad de masas
Richard Hoggart
Siglo Veintiuno Editores

(Buenos Aires)

Siglo Veintiuno publicó la nueva edición de un libro inclasificable, entre la sociología de la cultura y la antropología, entre la crítica literaria y la semblanza del pasado personal, esta obra resulta fundamental para entender cómo funcionan hoy los medios masivos y cuáles son los resortes complejos y matizados de la recepción.

"...La cultura obrera en la sociedad de masas se publicó por primera vez en marzo de 1957. En  ese momento, los Hoggart vivíamos en Rochester, Nueva York, donde mi padre había ido por un año a completar un programa de intercambio de la Universidad de Hull, donde enseñaba  literatura inglesa. Dios sabe qué pensarían los estadounidenses de esa ciudad legendaria sobre el Humber, donde el racionamiento aún no había quedado atrás, el olor a pescado a veces se sentía en toda la ciudad y los sitios donde habían caído las bombas parecía que quedarían vacíos para siempre. La experiencia de viajar en la dirección contraria generó en mí un amor permanente por los Estados Unidos, su calidez, su energía, su belleza, y, para un niño de diez años como yo  tenía en ese entonces, su comida. Mi padre percibía el sueldo de Gran Bretaña, que en los Estados Unidos era prácticamente nada, pero incluso con el poco dinero con que contaban él y mi madre se las ingeniaron para llevarnos a mis hermanos y a mí a recorrer el país, al menos la costa Este: Washington, Virginia, las montañas Adirondack, Nueva York, Nueva Inglaterra, e incluso llegamos a Canadá. Nos trasladábamos a todas partes en un viejo De Soto bicolor, uno de los últimos autos
estadounidenses con forma de renacuajo y no de ataúd. Para nuestra sorpresa, allí los autos tenían
radio. Elvis había surgido hacía poco y mi mamá decía que después de un tiempo nadie lo recordaría. Hace más de tres décadas que Elvis murió y ella todavía sigue viva. Mi padre había dejado el manuscrito de La cultura obrera en la sociedad de masas en Chatto & Windus, en Londres. La publicación no fue un proceso sencillo ni estuvo exenta de problemas. Una de las secciones más recordadas del libro es la que critica la literatura barata y la prensa sensacionalista, ilustrada con ejemplos y acompañada por comentarios peyorativos. Chatto contrató a un abogado que le advirtió que  la sección podía dar inicio a acciones legales. Se habló de demanda por un millón de libras esterlinas, una suma que, si hoy es mucho dinero, en ese entonces era una enormidad. Lejos de eliminar la sección entera, mi padre pensó que la única manera de solucionar el problema era maquillar lo que había escrito. No le llevó mucho tiempo y hasta disfrutaba con la tarea. En especial, le divertía inventar títulos para las novelas de sexo y violencia. Uno de ellos, Death Cab for Cutie (Taxi de la muerte para una chica), tuvo una vida que trascendió el libro de mi padre, pues un integrante del grupo de rock Bonzo Dog Doo-Dah  Band, que debe haber leído el libro, compuso una canción con ese mismo título. También hay una escena curiosa en la película de los Beatles como Gira mágica y misteriosa, en la que el grupo interpreta la canción en un sórdido cabaret.  (Derek Taylor, quien fuera agente de prensa de los Beatles, hoy fallecido, me comentó que George Harrison había sido un admirador de la obra de mi padre). Años más tarde, un grupo estadounidense de la costa Oeste debe haber escuchado la canción y eligió el título como nombre para su banda. Los Death Cab for Cutie fueron muy exitosos, y mi propio hijo, que también se llama Richard Hoggart, es uno de sus admiradores. La transmisión generacional tiene estas ironías...".

Simon Hoggart, periodista de The Guardian, es el hijo de Richard Hoggart.

¿Y si las ventajas del acceso masivo a la educación estuvieran desaprovechándose en el consumo de productos efectistas ideados por gerentes de marketing? Esta pregunta, de una relevancia muy actual, es el eje de La cultura obrera en la sociedad de masas, una obra clásica que inauguró el campo de los estudios culturales en los años cincuenta y en la que Richard Hoggart reflexiona sobre los productos de la industria cultural (programas de radio y televisión, novelas románticas, revistas y diarios, hits musicales) y sus efectos en los sectores populares. Lejos de una posición condenatoria o elitista, el autor adopta una mirada original, personal: esos productos, que la “alta cultura” considera banales, homogéneos en los valores que proponen, no reflejan como un espejo la vida de sus consumidores, es decir, no es posible sacar conclusiones definitivas sobre las personas a partir de la literatura que leen o de la música que escuchan.

Por eso, la primera parte del libro es casi un ejercicio de antropología: Hoggart, que proviene de una familia obrera y que se dedicó durante años a la educación de adultos de la clase trabajadora, describe “desde adentro” las costumbres de esa clase (sus comidas, sus paseos de domingo, su vestimenta); los dichos que utilizan para referirse al sexo, al matrimonio, a los hijos; sus vínculos arraigados con la vida local y comunitaria (en clubes de barrio o asociaciones recreativas). Si los productos de la cultura de masas, que se analizan con rigor crítico en la segunda parte del libro, amenazan con reemplazar todas esas prácticas por una jerga televisiva uniforme y por los eslóganes que inundan las tapas de diarios y revistas, ese peligro encuentra su contrapeso en sutiles formas de resistencia: los lectores o espectadores saben qué incorporar y qué desechar, y es esta capacidad de discernimiento la que debe potenciarse cada vez más.

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