viernes, 29 de enero de 2010

El capital - Karl Marx


 

El capital

Karl Marx

Versión resumida por Gabriel Deville

Biografía de Marx por R. Wilbrandt

 

(Buenos Aires)

 

La editorial Claridad reeditó una versión reducida de El Capital de Karl Marx. La versión resumida es de Gabriel Deville y la biografía de Marx está escrita por R. Wilbrandt.

 

Karl Heinrich Marx nació el 5 de mayo de 1818 en Teveris, Prusia. Su madre era de origen holandés, mientras que su padre, Hirschel Marx  ejercía la abogacía y era además consejero de justicia. Marx comenzó sus estudios de Derecho en la Universidad de Bonn pero los abandonó para estudiar filosofía en Berlín. Se doctoró en 1841 en Jena con una tesis titulada Diferencia entre la filosofía de la naturaleza de Demócrito y la de Epicuro. Pronto se implicó en la elaboración de trabajos en torno a la realidad social, colaborando en 1842 junto con Bruno Bauer en la edición de Gaceta Renana (Rheinische Zeitung), publicación de la que pronto llegó a ser redactor jefe. Sería intervenida por la censura y Marx marchó al exilio. En 1843 se casó con Jenny von Westphalen, con la cual tuvieron cuatro hijos. Junto a Ruge funda en París la revista Anales franco-alemanes (Deutsch-französische Jahrbücher), de la que fue director, si bien durante poco tiempo ya que el gobierno francés la cierra por presión del gobierno prusiano. En 1844, en París, Marx conoce y traba amistad con Friedrich Engels, quien se convertirá en su principal colaborador. Escribió sus reflexiones teóricas de esa época una serie de cuadernos de trabajo que póstumamente fueron publicados como los Manuscritos económicos y filosóficos.
Por otra parte, el peso político de sus artículos periodísticos le hicieron ganar fama de revolucionario, lo que provocó su expulsión de Francia. Establecido en Bruselas, ingresa en la Liga de los Comunistas, tras lo cual se declara apátrida, ateo y revolucionario. Tras el periodo revolucionario de 1848 y la publicación del Manifiesto del Partido Comunista, en coautoría con Engels, se traslada a Colonia, donde organiza el diario Nueva Gaceta Renana (Neue Rheinische Zeitung). Su nueva publicación alcanza un éxito inmediato, en el contexto de una época de fuerte sentimiento social y compromiso revolucionario. En consecuencia, es prohibido por el gobierno renano. Establecido en Londres, Marx se dedica a la escritura de una de sus obras fundamentales, El Capital, cuyo primer volumen fue publicado en 1867, tras dieciocho años de trabajo. Además, Marx participó en la organización de la Primera Internacional (28 de septiembre de 1864), conocida como la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT), participando activamente en las discusiones. A él se le encarga la redacción del Llamamiento inaugural de la Internacional y participa en la elaboración de su estatuto y otros documentos. Tras la derrota de la Comuna de París de 1871, que significó un duro golpe para la Internacional, Marx se retiró de la lucha política y se dedicó a la escritura de su pensamiento. Falleció en Londres el 14 de marzo de 1883.

Fragmentos del libro:

“…El padre de Marx era devoto de Voltaire y de Leibnitz, “se sabía de memoria las obras de Rousseau, Locke y Lessing” y hallábase espiritualmente influido por el espíritu liberal del siglo de las luces. Políticamente, sin embargo, su ideología era la de un patriota conservador, buen amante de Prusia y monárquico.

Cuando Marx tenía seis años se convierte su padre al cristianismo…”.

 

“…Todos sus ingresos –que no fue pequeña fortuna conseguir – eran los que le procuraba la colaboración para un periódico americano. Cuando más, el jornal de un obrero. Y eso era, en realidad: un obrero a domicilio, puesto al servicio de la empresa periodística, a la que debía enviar todas las semanas desde su cuartucho londinense un artículo mal pagado, y al servicio de toda laya de editores que sabían explotar tan bien como el periódico, su delicadeza y su necesidad. Y menos mal si los artículos escritos no quedaban inéditos sobre la mesa y toda la familia hundida en una crónica penuria. Marx, en medio de sus privaciones, jamás acepta un trabajo que pudiese valerle dinero, a espaldas de las convicciones de su vida; de las asociciones obreras nunca quiso recibir un céntimo… Su orgullo, su delicadeza, no conocían transacción…”.

 

“…En 1859 aparece su primera monografía: Crítica de la economía política; en 1867, el primer tomo de El capital. Habían de pasar treinta años hasta que viese la luz, por mano del amigo, el tomo tercero, con el remate de la obra y en él la clave para su inteligencia. Marx deja escritas las líneas fundamentales, pero no alcanza a desarrollarlas sistemáticamente.

Jamás hombre alguno permanece más fiel que éste a la idea con cada fibra de su naturaleza apasionada. Pero esta misma pasión fogosa lo arrastra de un problema a otro, de una en otra batalla. Encendido siempre de entusiasmo, como en sus años juveniles, por el afán con que se entrega, no mira jamás que éste sea práctico o provechoso para sus fines de política o de ciencia. Y así van saliendo de su pluma páginas admirables, inflamadas de pasión; los tesoros de su espíritu se enriquecen y aquilatan, pero el tiempo vuela y las fuerzas faltan. ..”


jueves, 28 de enero de 2010

Gaturro 14 - Nik



Gaturro 14
Autores/Edición:Nik y Laura Nosoviz
Ediciones de la Flor


(Buenos Aires)

El personaje del humorista Nik, Gaturro, vuelve a aparecer en "Gaturro 14" publicado por Ediciones de la Flor.
El peculiar personaje, un gato,  siempre divierte y asombra, como por ejemplo cuando es llevado por sus dueños a un shopping.







La isla de los pingüinos - Anatole France





La isla de los pingüinos
Anatole France
Editorial Claridad
Traducción: Ana Drucker
Revisión de la traducción: Clara Giménez


(Buenos Aires) Hernán Díaz


Anatole France, seudónimo de Jacques Anatole Francois Thibaut, novelista y premio Nobel de Literatura, es considerado como el mejor escritor francés de finales del siglo XIX y principios del XX. France nació el 16 de abril de 1844, en París. Desde muy joven fue un lector insaciable. Sus primeros libros publicados fueron Poemas dorados (1873) y la obra teatral de verso El puente de Corinto (1876). No consiguió un estilo depurado hasta su primera novela, El crimen de Silvestre Bonnard (1881), en la cual hacía gala de una habilidad estilística, de sutil  y mordaz ironía y de genuina compasión, características todas ellas que formaron parte de su posterior producción. France produjo muchas novelas, obras de teatro, poemas, ensayos de crítica y filosofía e investigaciones históricas. Fue nombrado miembro de la Academia Francesa en 1896 y recibió el Premio Nobel de Literatura en 1921. Entre las obras de esta etapa intermedia cabe destacar los ensayos críticos La vida literaria, las novelas Thais, cortesana de Alejandría y El lirio rojo y la tetralogía de novelas Historia contemporánea compuesta por El olmo del paseo, El maniquí de mimbre, El anillo de amatista y El señor Bergeret en París – un ácido análisis de los corrosivos efectos del caso Dreyfus en la sociedad francesa. En sus últimos trabajos se convirtió en defensor de causas humanitarias, mediante elocuentes defensas de los derechos civiles, de la educación popular y de los derechos de los trabajadores, a la vez que atacó con amargas y brillantes sátiras los abusos políticos, económicos y sociales de su época. Entre las obras que demuestran su arraigada conciencia social y su elocuencia clásica destacan las novelas alegóricas La isla de los pingüinos y la Revolución de los ángeles y Los dioses tienen sed. Anatole France murió en Tours el 13 de octubre de 1924.

La isla de los pingüinos  publicada inicialmente en 1880 y ahora editada por Claridad, es una parodia de la historia de la civilización, Anatole France  ha elegido como protagonista a un animal que caricaturiza a los burgueses de finales del xix: los pingüinos, de aspecto serio y plácido, con su cómica dignidad y sus movimientos a la vez torpes y solemnes. La isla de los pingüinos se inicia con un episodio hilarante: el bautizo por error, a cargo de San Maël, de los pingüinos del ártico. A partir de este hecho, France describe con una prosa sutilmente cargada de ironía los hechos más notables de la historia de la humanidad, mezclando el amor y la guerra, el poder absoluto y los ideales de la revolución, la religión y la codicia y la especulación financiera, llegando incluso a denunciar los rasgos más característicos del actual proceso de globalización.
"Los historiadores se copian los unos a los otros, con lo cual se ahorran molestias y evitan que los motejen de soberbios. Imítelos y no sea original. Un historiador original inspira siempre la desconfianza, el desprecio y el hastío de los lectores. [...] Me permito darle un consejo. Si quiere que su obra sea bien acogida, no pierda ninguna ocasión de alabar las virtudes que sirven de sostén a las sociedades, el respeto a las riquezas y los sentimientos piadosos, principalmente la resignación del pobre, que afianza el equilibrio social. Asegure que los orígenes de la propiedad, de la nobleza, de la gendarmería, sean tratados en su historia con todo el respeto que merecen semejantes instituciones; propale que se halla dispuesto a tomar en consideración lo sobrenatural cuando convenga, y así conseguirá el beneplácito de las personas decentes”.

 (c) Hernán Díaz



miércoles, 20 de enero de 2010

Historia del esnobismo - Frédéric Rouvillois





Historia del esnobismo
Frédéric Rouvillois
Editorial Claridad

(Buenos Aires)

El esnobismo refleja siempre, aunque sea de manera indirecta y deformada, la evolución de las sociedades donde prospera: en la ocasión, los movimientos sucesivos de democratización y de mundialización. De ahí una semejanza todavía creciente: si es posible, entre los esnobs de todos los países. Pero en nuestros días vira a la cuasi identidad: los esnobistas, fashionistas y fashion victims del mundo entero ahora parecen todas hechas sobre el mismo modelo.
Historia del esnobismo muestra la evolución y permutación, desde el siglo XVII hasta nuestros días, de esta rara pero habitual clase social “los esnobistas”.
“…Como lo señalaba uno de los mejores conocedores de la materia, Émilien Carassus, si el esnobismo es de todos los tiempos, “no es menos cierto que responde más estrechamente a circunstancias históricas y espirituales peculiares”. Circunstancias que están presentes en el Imperio Romano camino hacia la decadencia, tal como en Europa después de la Revolución Francesa. Paul Morand estimaba que el esnobismo no puede aparecer y prosperar màs que durante las etapas intermedias de la monarquía absoluta y la sociedad sin clases: entre un sistema social en el que los rangos están a la vez estrictamente determinados y ampliamente aceptados por todos – de manera que las vanidades están condenadas a permanecer marginales -, y el sistema inverso en el cual la supresión autoritaria de las jerarquías y de las diferencias hace que todo esnobismo sea imposible. Se podrá, por cierto, criticar el detalle y señalar que en Francia, la monarquía absoluta, al trastornar las estructuras nobiliarias, amalgamándolas por fuerza en el crisol de la corte o abriendo a la burguesía el acceso a los más altos cargos del Estado, sin duda ha favorecido el surgimiento de cierto esnobismo, aquel del que se burlan Molière y Saint-Simon. O incluso objetar que también en la sociedad sin clases, las vanidades y las distinciones terminan siempre por deslizarse en los intersticios del sistema, como lo ha mostrado la experiencia soviética. En resumen, se puede discutir el detalle pero no la visión de conjunto. “Es más fácil engañar en una sociedad desorganizada que en una organizada donde uno no se conforma con ventajas imaginarias”.
Una opinión compartida por Joseph Epstein, que afirmaba que “el esnobismo tal como lo conocemos hoy no ha sido posible más que por el impulso de la democracia”. La democracia en el sentido social, implicando la existencia de una “sociedad abierta”, relativamente desestructurada y caracterizada por cierta perturbación de los valores y puntos de referencia  tradicionales. “Donde el rango social está claramente definido”, donde cada uno acepta su posición social, se conforma con ella y respeta las posiciones superiores, el esnobismo no puede tener más que un lugar deleznable. En cambio, adquiere toda su importancia cuando la sociedad es más fluida, y a medida que crece ese sentimiento de envidia al que Tocqueville consideraba especialmente desarrollado en los regímenes democráticos. Un sentimiento en el que él constataba, en la América de mediados del siglo XIX, que puede expresarse de mil maneras diferentes – anticipando, algunos años antes de la invención de la palabra, una de las características del esnobismo: su extrema diversidad. Si él hubiera vivido treinta años más, hasta la instalación de la Tercera República, habría podido notar también que la conexión, aparentemente paradójica, entre democracia y esnobismo no es en absoluto un fenómeno específicamente norteamericano…”.

Círculos y clubes

“…En la epopeya del esnobismo, la historia de los círculos ocupa un lugar central. Una historia que se remonta a los primeros decenios del siglo XIX, en el tiempo de la anglomanía triunfante, pero que prosigue hasta nuestros días, cuando los grandes círculos permanecen siendo lugares donde se concentra “la elite de la elite”. Y que continuarán codiciando aquellos que querrían pertenecer a ellos…”.

Las olas del antiesnobismo

“…en materia de automóviles, la masificación va a engendrar un tipo de esnobismo comparable al que se encuentra a propósito del deporte en general, o aun en la televisión o el turismo. Cuando una actividad inicialmente reservada a los happy few se convierte en una evidencia social insoslayable, ocurre siempre que algunos llegan a considerar como supremamente distinguido el hecho de darle la espalda: no practicar ningún deporte, no tener televisión, quedarse en casa durante las vacaciones o aun no tener automóvil…”.

El libro de Rouvillois presenta en forma completa y amena esta singular historia para entender este tipo de comportamiento, el de los esnobistas.

Frédéric Rouvillois: nacido en 1964, profesor de derecho público en la Universidad de París-V, vive en París. Autor de numerosas obras de historia de las ideas, es bibliófilo y coleccionista, desde siempre, de tratados de savoir-vivre. Su anterior obra Historia de la cortesía. De 1789 a nuestros días (Claridad, 2008) ha sido traducida a varios idiomas.


lunes, 18 de enero de 2010

Los filósofos en el diván - Charles Pépin




                Los filósofos en el diván
                Charles Pépin
                Editorial Claridad
                Traducción de Clara Giménez
                (Buenos Aires)




Charles Pépin, catedrático  de filosofìa y escritor, imagina en este libro un encuentro de Freud con Platón, Kant y Sartre. Dice: “Para leer este libro es esencial saber que ninguno de los hechos de la vida de los filósofos ha sido inventado. Todos provienen de fuentes históricas, de escritos autobiográficos, de cartas de los filósofos mismos, de trabajos biográficos o incluso, en el caso de Sartre, de entrevistas. Por lo tanto son tan verídicos como es posible, y cuando parecen contradecir los hechos de la historia oficial, como ocurre con Platón, por lo menos tan verídicos como éstos, basados sobre investigaciones por lo menos tan “científicas” como los dichos que pretenden fundamentar la historia oficial. Si no he inventado ningún acontecimiento de sus vidas reales, en cambio he podido imaginar la manera en que los habían vivido, sentido, así como imaginé su manera de hablar sobre ellos en el diván. Pero cada vez que recurrí a la novela, lo hice regido por una lógica de verosimilitud, tratando de acercarme lo más posible a lo que habrían podido ser sus emociones, con respecto a lo que yo sabía de sus filosofías, de sus vidas y de sus declaraciones certificadas.Porque habían vivido, amado, sufrido, porque habían sido niños, porque no eran sólo espíritus sino en realidad hombres contenidos dentro de sus cuerpos y sus contradicciones, me pareció que para que sus filosofías resultaran sensibles era necesario partir de allí, de sus vivencias y de sus afectos. ¿Quién mejor que Freud podía entonces analizar a esos filósofos en el diván?Entonces imaginé el encuentro, en una vida eterna, de Platón (427-348 a.C.), Kant (1724-1804) y Sartre (1905-1980) con ese hombre, Freud (1856-1939), capaz de hacerlos decidirse a hablar…”. 
Las ideas de los filósofos son abordadas a partir de sus vivencias y emociones. Los sistemas filosóficos aparecen como indisolubles de las obsesiones de sus autores: el idealismo para Platón, el deber para Kant, la mirada de los otros en Sartre. Estos cuestionamientos se parecen a los nuestros que tan profundamente dibujan el retrato del hombre occidental. 
Charles Pépin, catedrático de filosofía y escritor, enseña filosofía en el liceo d’État de la Légion d’Honneur de Saint-Denis y en el Institut d’Études Politiques de París. Después de dos novelas destacadas, Descente y Les infidèles, ha publicado Une semaine de philosophie, ensayo de introducción a la filosofía que ha obtenido un gran éxito en su país. Los filósofos en el diván es su cuarta obra.




martes, 5 de enero de 2010

Último round - Julio Cortázar




Último round
Julio Cortázar
Siglo Veintiuno editores

(Buenos Aires)

Último round, de Julio Cortázar fue publicado en dos tomos por Siglo Veintiuno Editores.
Entre el ensayo y la ficción el libro es un conjunto de piezas breves donde sus gustos literarios, lo lúdico, el mayo francés, los cuentos presentan al escritor en una de las facetas de las que imagino, debe haber disfrutado más al escribir.
También en el libro aparecen comentarios de Cortázar acerca de una crítica – como si hubiera estado en la época del blog  - que le hizo un tal Julián Garavito de la revista Europe, donde el crítico se dedica a buscar el hilo conductor de los cuentos:

“…de golpe encontró el hilo entre los cocos, que él llama la constante, y eso naturalmente le produjo una considerable alegría porque la coherencia es algo que siempre alegra vaya a saber por qué…”.
Hay también un texto dedicado al “cuento breve y sus alrededores” donde se ocupa del decálogo del perfecto cuentista de Horacio Quiroga y también de Edgar Allan Poe.
Acerca de sus cuentos Cortázar dice: “…la verdad es que en mis cuentos no hay el menor mérito literario, el menor esfuerzo. Si algunos se salvan del olvido es porque he sido capaz de recibir y transmitir sin demasiadas pérdidas esas latencias de una psiquis profunda, y el resto es una cierta veteranía para no falsear el misterio, conservarlo lo más cerca posible de su fuente, con su temblor original, su balbuceo arquetípico.
Lo que precede habrá puesto en la pista al lector: no hay diferencia genética entre este tipo de cuentos y la poesía como la entendemos a partir de Baudelaire. Pero si el acto poético me parece una suerte de magia de segundo grado, tentativa de posesión ontológica y no ya física como en la magia propiamente dicha, el cuento no tiene intenciones esenciales, no indaga ni transmite un conocimiento o un “mensaje”. El génesis del cuento y del poema es sin embargo el mismo, nace de un repentino extrañamiento, de un desplazarse que altera el régimen normal de la conciencia; en un tiempo en que las etiquetas y los géneros ceden a una estrepitosa bancarrota, no es inútil insistir en esta afinidad que muchos encontrarán fantasiosa…”.

En síntesis, Último round es un libro para disfrutar de la lectura de uno de los más grandes escritores argentinos del siglo XX. 
(c) Araceli Otamendi