Gente y cuentos
¿A quién pertenece la literatura?
Sarah Hirschman
Prólogo de Ricardo Piglia
Traducción de Lucía Melgar
Fondo de Cultura Económica
(Buenos Aires)
Gente y cuentos es un libro de Sarah Hirschman, con prólogo de Ricardo Piglia, en parte manual pedagógico y en parte memoria.
En Gente y cuentos se puede encontrar el relato de la experiencia que esta educadora
comenzó en 1972 realizando en un conjunto habitacional para gente de bajos ingresos en Cambridge, Massachussetts, cuando invitó a participar en manera informal a un grupo de jóvenes madres latinas que, sentadas en los escalones de la entrada, cuidaban a sus hijos. Desde entonces hasta ahora, Hirschman ha trabajado sin descanso en el mejoramiento y la institucionalización de su programa. Las sesiones en inglés se agregaron en 1986, y desde entonces People and Stories/Gente y cuentos, como se llama ahora, se ha convertido en una organización formal sin fines de lucro, con programas en más de 14 estados en Estados Unidos, América Latina y Francia.
El libro así como la filosofía de su autora, tildada muchas veces de utópica y populista pone en
tela de juicio los prejuicios del acceso a la cultura y a la literatura, considerada ésta muchas veces como sólo accesible para las élites.
Sarah Hirschman buscó tanto en los textos del brasileño Paulo Freire como en otros filósofos
y pensadores como Wittgenstein, Deleuze, Bajtín, Gombrowicz y otros para implementar su método.
Cuando Hirschman empezó este proyecto, no faltó quien le advirtiera el riesgo de usar "alta literatura" en programas para personas con carencias. Sus amigos de la academia le atribuyeron una actitud utópica y populista, y le preguntaron: ¿Cómo puede una mente ignorante, que no ha leído mucho, comprender y hablar de escritores sofisticados?". El valor del programa de Hirschman para una iniciativa de justicia social radica precisamente ahí, en su resistencia frente a estas objeciones. Su libro está maravillosamente adornado con anécdotas de lo que ella llama "disparatados y pequeños acontecimientos dramáticos que sucedían durante las distintas sesiones". Lo que ocurre una y otra vez es que se derrumban las barreras psicológicas que habían obstaculizado el crecimiento personal. Entre las múltiples barreras que caen, hay una muy sencilla, que es la idea de que hay cosas que sólo pertenecen a las élites y nada más.
También, la autora expone algunos casos con cuentos de Gabriel García Márquez, José María Arguedas o el portorriqueño José Luis González, entre otros. Cita también el cuento Emma Zunz de Borges, que ha provocado discusiones acaloradas y aquello que decía Julio Cortázar: "los cuentos (...) son criaturas vivas, organismos completos, círculos cerrados y respiran" - y ciertamente su estructura orgánica nunca debe ser truncada", así que en las sesiones con los grupos y la coordinadora siempre se leen cuentos completos.
"...A narrar no se aprende en la universidad. La narración es un saber general, que se ejercita desde la infancia. Contar historias es una de las prácticas más estables de la vida social. Un día en la vida de cualquiera de nosotros está hecho también de las historias que contamos y nos cuentan, de la circulación de relatos que intercambiamos y desciframos instantáneamente en la red de la vida social. Estamos siempre convocados a narrar. "Contame" es una de las grandes exigencias sociales...".
Ricardo Piglia
¿A quién pertenece la literatura?
Sarah Hirschman
Prólogo de Ricardo Piglia
Traducción de Lucía Melgar
Fondo de Cultura Económica
(Buenos Aires)
Gente y cuentos es un libro de Sarah Hirschman, con prólogo de Ricardo Piglia, en parte manual pedagógico y en parte memoria.
En Gente y cuentos se puede encontrar el relato de la experiencia que esta educadora
comenzó en 1972 realizando en un conjunto habitacional para gente de bajos ingresos en Cambridge, Massachussetts, cuando invitó a participar en manera informal a un grupo de jóvenes madres latinas que, sentadas en los escalones de la entrada, cuidaban a sus hijos. Desde entonces hasta ahora, Hirschman ha trabajado sin descanso en el mejoramiento y la institucionalización de su programa. Las sesiones en inglés se agregaron en 1986, y desde entonces People and Stories/Gente y cuentos, como se llama ahora, se ha convertido en una organización formal sin fines de lucro, con programas en más de 14 estados en Estados Unidos, América Latina y Francia.
El libro así como la filosofía de su autora, tildada muchas veces de utópica y populista pone en
tela de juicio los prejuicios del acceso a la cultura y a la literatura, considerada ésta muchas veces como sólo accesible para las élites.
Sarah Hirschman buscó tanto en los textos del brasileño Paulo Freire como en otros filósofos
y pensadores como Wittgenstein, Deleuze, Bajtín, Gombrowicz y otros para implementar su método.
Cuando Hirschman empezó este proyecto, no faltó quien le advirtiera el riesgo de usar "alta literatura" en programas para personas con carencias. Sus amigos de la academia le atribuyeron una actitud utópica y populista, y le preguntaron: ¿Cómo puede una mente ignorante, que no ha leído mucho, comprender y hablar de escritores sofisticados?". El valor del programa de Hirschman para una iniciativa de justicia social radica precisamente ahí, en su resistencia frente a estas objeciones. Su libro está maravillosamente adornado con anécdotas de lo que ella llama "disparatados y pequeños acontecimientos dramáticos que sucedían durante las distintas sesiones". Lo que ocurre una y otra vez es que se derrumban las barreras psicológicas que habían obstaculizado el crecimiento personal. Entre las múltiples barreras que caen, hay una muy sencilla, que es la idea de que hay cosas que sólo pertenecen a las élites y nada más.
También, la autora expone algunos casos con cuentos de Gabriel García Márquez, José María Arguedas o el portorriqueño José Luis González, entre otros. Cita también el cuento Emma Zunz de Borges, que ha provocado discusiones acaloradas y aquello que decía Julio Cortázar: "los cuentos (...) son criaturas vivas, organismos completos, círculos cerrados y respiran" - y ciertamente su estructura orgánica nunca debe ser truncada", así que en las sesiones con los grupos y la coordinadora siempre se leen cuentos completos.
"...A narrar no se aprende en la universidad. La narración es un saber general, que se ejercita desde la infancia. Contar historias es una de las prácticas más estables de la vida social. Un día en la vida de cualquiera de nosotros está hecho también de las historias que contamos y nos cuentan, de la circulación de relatos que intercambiamos y desciframos instantáneamente en la red de la vida social. Estamos siempre convocados a narrar. "Contame" es una de las grandes exigencias sociales...".
Ricardo Piglia