martes, 11 de agosto de 2020

El tigre en la casa - Una historia cultural del gato - Carl Van Vechten

 



El tigre en la casa

Una historia cultural del gato

Carl Van Vechten

Edición y traducción de Andrea Palet

Dibujos de Krysthopher Woods

Editorial Sigilo

Buenos Aires 2018

 

(Buenos Aires)

Carl Van Vechten nació en Cedar, Rapids, Iowa, EE.UU., en 1880, periodista, crítico de música y de teatro, ensayista, novelista, fotógrafo y una de las figuras más iconoclastas e influyentes en New York a principios del siglo XX, publicó más de quince libros entre novelas, ensayos y memorias. Como crítico fue uno de los descubridores de Irving Berlin y George Gershwin, de quien fue amigo. La escritora Gertrude Stein lo designó su albacea literaria. Tomó más de 15.000 retratos fotográficos que se conservan hoy en la Library of Congresss, Washington, y entre sus modelos están F. Scott Fitzgerald, Bessie Smith, Marc Chagall, Truman Capote, Billie Holiday y Marlon Brando. Se escribieron dos biografías sobre él. Murió en York, en 1964 a los 84 años.

El autor de Una historia cultural del gato derriba prejuicios en contra de los gatos en el capítulo 1.

“…Dicen del suave felino que es taimado y falso, ladrón y malagradecido, cruel y veleidoso amigo de la casa y no del ser humano. De esta opinión, desconsiderada y precipitada, ha derivado el peyorativo y metafórico adjetivo “gatuno” –catty, que en inglés significa malicioso -, que cuando se usa en su sentido más aceptado me parece especialmente aberrante, porque solo podría describirse como gatuna una criatura graciosa y elegante, digna y reservada, el epítome de la belleza, el encanto, y el misterio del amor…”.

En cuanto a la creencia que los gatos sienten antipatía por el agua y que en general son catabaptistas, el autor dice “pero mi Ariel no era así; esta gatita persa anaranjada acostumbraba a saltar por voluntad propia dentro de mi matinal bañera caliente, y le gustaba sentarse en el lavatorio bajo el grifo abierto…”.

En el capítulo 4 titulado El gato y el ocultismo, Van Vechten indaga en el carácter místico del gato y distintas historias que hablan de los orígenes del gato como la leyenda árabe sobre la creación del gato y el Arca de Noé, entre otras.

Por otro lado, en El gato en el folklore, el autor afirma que no se sabe de dónde provino el gato, es un  misterio. Puede haber sido, según Woods, que el Felis maniculata egipcio es el abuelo de nuestra mascota, y Lydekker cree que el progenitor fue el Kaffir, un gato amarillento con rayas de tigre – Felis lybica – que todavía deambula por el noreste de África.

También es un misterio adónde va el gato. “Todas las personas – escribe Andrew Lang – son conscientes de que un gato que estuviese perfectamente cómodo y bien alimentado en otro lugar puede de pronto llegar a su casa y establecerse allí, abandonando a una familia que lo llora y a la que, si quisiera, podría encontrar de vuelta con facilidad. Esta conducta es un misterio que puede llevarnos a inferir que los gatos forman una gran sociedad secreta, y que van y vienen en cumplimiento de alguna política relacionada con la educación, o tal vez con la brujería…”.

En El gato en el teatro, se considera que el gato es un buen presagio en ese ámbito. “Se prefiere un gato negro; de hecho, la sola presencia de un gato negro es suficiente para asegurar el éxito de cualquier sala u obra. Aunque un gato de otro color también sirve…”.

En la literatura hay gatos en la ficción y también en la poesía. “Los gatos duermen junto a la chimenea o juguetean entre las hojas caídas en muchas novelas de amor. Solo en Casa desolada hay tres: la gruñona Lady Jane de Krook, que es el símbolo del misterio que rodea a su amo, a quien sigue como Charmian seguía a Cleopatra, o se cuelga siseando de su hombro; el gato de los Jellyby, que la mayor parte de las veces acaba con la leche del desayuno del pobre señor Jellyby, y el gato sin nombre del señor Vohles, el abogado…”.

En las aventuras de Don Quijote, en el castillo del duque de Villahermosa “Mientras canta una canción de amor en su cuarto a medianoche se ve perturbado por un repentino y prodigioso maullido y el sonido de las campanas…”.

En El gato y el poeta, se cita a Cesare Lombroso que intenta mostrar que todos los genios están contaminados por la locura y destaca que el italiano dirige sus dardos a Charles Baudelaire, ya que “escribió tres poemas sobre gatos”.

“Creo que los poetas están más en contacto con el espíritu del grimalkin, el alma del gatito, que los prosistas y pintores” – dice Van Vechten, y continúa “Y deben estarlo, porque los poetas son místicos, al menos los grandes poetas son místicos; hablan como el oráculo o el clarividente, las palabras les vienen sin que ellos mismos entiendan su significado. Y el poeta toca puertas que a veces se abren de par en par revelando jardines cuya entrada está prohibida a quienes avanzan a tropezones en busca de la verdad en la razón y la experiencia.

Se necesita fe para comprender al gato, y fe para entender que nunca se comprenderá enteramente al gato…”.

En capítulo aparte se citan a los literatos que han amado los gatos, como Prosper Mérimée, ThéophileGautier, Víctor Hugo, Charles Baudelaire, Paul de Kock, André Theuriet, Émile Zola, Joris-Karl Huysmans, Jules Lemaitre, Pierre Loti, Octave Mirbeau y Anatole France.

El escritor y naturalista nacido en el Partido de Quilmes, Guillermo Enrique Hudson, citado por el autor,  dice en El libro del naturalista “El perro, con todas sus nuevas inclinaciones,  sigue siendo mentalmente un chacal, por encima de algunos mamíferos y por debajo de otros; tampoco puede sobreponerse a sus antiguos instintos obscenos, que se vuelven cada vez más ofensivo a medida que la civilización eleva y refina a su humano maestro. ¿Cómo ha llegado a existir esta creencia nuestra en la superioridad mental de este animal? Sin duda por nuestra intimidad con él, en los campos donde nos ayudaba y en las casas donde los convertimos en mascota; también por nuestra ignorancia del verdadero carácter de otros animales. En Oriente, el perro es un animal sucio. Podría estar encerrado doce siglos en  una atmósfera perfumada de opopanax y franchipán y todavía amaría el olor de la carroña…”.

Hudson agrega en otro párrafo: “Pero hay un lugar en el corazón humano, en el corazón femenino específicamente, que quedaría vacante sin un animal al que amar y acariciar; hay un deseo de tener una criatura peluda como amigo… y este amor está insatisfecho y se siente despojado si no puede expresarse al modo de los mamíferos que es tener contacto con su objeto, tocarlo con los dedos y acariciarlo.

Afortunadamente, ese sentimiento o instinto se puede satisfacer con holgura sin el perro…”.

La lectura de Una historia cultural del gato es un libro para disfrutar y sobre todo para que los amantes de los gatos  lo lean o para los que todavía no lo son, para desmitificar ciertas creencias sobre estos animales. 

 

domingo, 2 de agosto de 2020

Escritura no-creativa - Kenneth Goldsmith




Escritura no-creativa
Gestionando el lenguaje en la era digital
Kenneth Goldsmith
Traducción: Alan Page
Prefacio: Reinaldo Laddaga
Caja Negra editora
Buenos Aires, 2015,2020


(Buenos Aires)

Una de las tesis centrales de este libro es que el surgimiento del lenguaje digital, y de Internet específicamente (“el poema más grande jamás escrito”), representa nuevos desafíos para los escritores actuales, así como en el siglo xx el surgimiento de la fotografía obligó a que los pintores replantearan su tarea. Confrontados por primera vez con un entorno digital que pone a nuestra disposición una cantidad de texto sin precedentes, junto con una serie de técnicas novedosas que nos permiten intervenirlo y manipularlo, nos vemos obligados a repensar las nociones tradicionales de “originalidad”, “escritura” y “autoría”.
En los ensayos reunidos en este volumen, Kenneth Goldsmith traza un mapa de aquellas prácticas y textualidades que asumieron esa tarea, dando forma a aquello que el autor define como escritura no-creativa. Una tradición que toma muchas de sus estrategias del arte de vanguardia (período que Goldsmith se ha encargado de documentar y difundir como fundador de la más vasta biblioteca online de arte exprimental, Ubuweb), y que encuentra en el nuevo paisaje digital el contexto ideal para desplegar todas sus potencialidades. Prácticas novedosas como el uso de la programación o de los resultados de las búsquedas en Google para crear poesía, la composición de collages textuales a partir del cut and paste o de la navegación ociosa en Internet, continúan e intensifican los experimentos radicales de Georges Perec, los ready-made de Duchamp, los cut-ups y fold-ins de William S. Burroughs, la deriva en trance de Benjamin, el détournement situacionista o las estrategias plagiarias de Jeff Koons y Andy Warhol, ofreciendo nuevos modelos de producción estética acordes al desarrollo de la cultura digital.
Como educador, Kenneth Goldsmith desarrolla su trabajo en la Universidad de Pensylvannia y según reconoce trabaja en una universidad privilegiada, quizás una de las más privilegiadas del mundo. Los salones están repletos de tecnologías de punta, y la Internet inalámbrica de alta velocidad fluye como el agua. En su mayoría los alumnos vienen de familias pudientes y los que no, tienen buen apoyo económico de la universidad. Llegan a clase con laptops de último modelo y smartphones y parecen tener todos los programas imaginables en sus máquinas. Comparten archivos con facilidad y son adeptos a los videojuegos, mensajes instantáneos y blogs, y tuitean sin parar mientras cambian su estatus en Facebook. En resumen, es un ambiente ideal para practicar el tipo de tecnoutopía que promueve, con estudiantes preparados, interesados y listos para trabajar.
Los ejercicios de escritura no-creativa se convierten en otra herramienta de escritura a su disposición, y pueden recurrir a ellos durante el resto de sus carreras. Pero lo más sorprendente, incluso para los estudiantes más escépticos, sucede cuando esta forma “no-creativa” de pensar cambia su manera de ver el mundo para siempre. A partir de ese momento, ya no vuelven a dar por sentada la definición de escritura que se les enseñó.
Algunos de las ideas del libro:
“…Este siglo XXI, con sus problemáticas tan distintas de las del siglo anterior, me encuentra respondiendo desde un ángulo diferente. Si se trata simplemente de cortar y pegar la totalidad de Internet en un documento de Word, entonces lo importante es lo que tú, autor, elijas. El éxito se encuentra en saber qué incluir y, más importante todavía, qué excluir. Si toda instancia de lenguaje puede transformarse en poesía con solo recontextualizarla (una posibilidad muy emocionante), entonces quien recontextualice palabras de la forma más rica y convincente será juzgado como el mejor. Concuerdo con aquello de que en el momento en que echamos por la borda el juicio y la calidad estamos en problemas. La democracia está muy bien para YouTube, pero cuando se trata de arte, es un desastre. A pesar de que todas las palabras fueron creadas en pie de igualdad – y por lo tanto pueden ser tratadas como iguales-, la forma en que se ensamblan no lo es; no estamos en condiciones de suspender el juicio y es una locura ignorar la calidad. La mímesis y la replicación no erradican la autoría, más bien presentan nuevas exigencias a los autores que, al concebir una obra de arte, deben tomar en cuenta estas nuevas condiciones como una parte inevitable del terreno: si no quieres que lo copien, no lo subas a la red…”.
“…A mediados del siglo XX, dos movimientos – la poesía concreta y el situacionismo – experimentaron deslizando la barra hasta el cien por ciento de opacidad. Ambos movimientos adoptaron la materialidad como su meta principal: los situacionistas a través del détourtement, y los poetas concretos empleando literalmente las letras como bloques de construcción. En la escritura no- creativa se crean nuevos sentidos al modificar el propósito de los textos ya existentes. Y para poder trabajar con textos de esta manera, las palabras deben volverse opacas y materiales…”.
¿Por qué la apropiación?
“…El gran libro de la escritura no-creativa ya fue escrito. De 1927 a 1940, Walter Benjamin sintetizó muchas de las ideas sobre las que había estado trabajando durante toda su carrera en una obra singular titulada Libro de los pasajes. Muchos han argumentado que el libro no es más que cientos de páginas de notas de una obra coherente jamás realizada – un montón de fragmentos y bosquejos. Pero otros lo han considerado una innovadora obra de mil páginas de apropiación y citas, con una forma tan radical que es imposible imaginar otra parecida en la historia de la literatura. Es un esfuerzo monumental: la mayor parte del contenido del libro no fue escrito por Benjamin; más bien, y a partir de pilas de libros que sacó de la biblioteca, copió textos escritos por otros, algunos de los cuales se extienden a lo largo de varias páginas. Aun así, las convenciones persisten: cada fragmento se cita apropiadamente y la propia “voz” de Benjamin se hace presente a través de brillantes notas y comentarios sobre las citas copiadas…”.
El inventario y el ambiente
“…La escritura- no creativa  permite una nueva manera de escribir sobre nosotros mismos: llamémosla “autobiografía oblicua”. Al hacer un inventario de lo mundano, de lo que comemos y lo que leemos, dejamos un rastro que revela tanto de nosotros como la opción mucho más tradicional de llevar un diario y, al mismo tiempo, abre un espacio suficiente para que el lector haga sus propias conexiones y construya una multiplicidad de narrativas…”.
Kenneth Goldsmith nació en Freeport, Nueva York en 1961. Es autor de una docena de libros que incluyen tanto poesía como ensayos, además de editor fundador del archivo en línea UbuWeb y PennSound. En 2007 se realizó el documental “Sucking on Words” centrado en su obra. Durante quince años fue anfitrión de un programa de radio semanal en WFMU que era una extensión de sus experimentos de escritura, su pedagogía y UbuWeb. En 2013 llevó adelante la curaduría del proyecto “Printing out the Internet” que invitaba al público a imprimir y enviar páginas de Internet a una galería de arte en México City, para lo cual se acumuló la polémica cifra de 10 toneladas de papel provenientes de 20.000 contribuidores. En 2015 fue protagonista de otra controversia al leer en un evento su poema The Body of Michael Brown, una versión poetizada del reporte de autopsia de un joven negro asesinado por un policía blanco en Missouri en 2014, suceso que desató varias protestas sociales. En la actualidad es profesor de escritura en la Universidad de Pennsylvania.