domingo, 18 de agosto de 2013

Negar todo y otros cuentos - R. Fontanarrosa



Negar todo y otros cuentos
Roberto Fontanarrosa
Ediciones De la Flor 

(Buenos Aires)


"Negar todo y otros cuentos" es el último libro del Negro Fontanarrosa. Antes de partir dejó estas 25 historias inéditas que ha publicado Ediciones de la Flor.
No se puede más que decir que se encuentra a la altura de sus grandes obras y uno llega a reírse a carcajadas con la mayoría de los relatos. Como "Teoría de la belleza" en la que se debate en el bar la teoría expuesta por un porteño en Harvard de que el 90% de las personas son feas. O "Perro en consorcio" en el cual quieren echar de un edificio a Pepe, el perro de Miguel. Pero, este se resiste a ultranza de las quejas de la vecina de abajo. Sin olvidarnos de "Negar Todo" que le da el nombre al libro. En donde un hombre es pescado in fraganti con su amante por su esposa y justamente va a negar todo hasta las últimas consecuencias.
En conclusión, el libro es absolutamente recomendable. Se abordan los temas que siempre giraron en torno a la obra de Fontanarrosa, como el fútbol, su Rosario querido, los amigos, el bar. Así el Negro se despide de la mejor forma, haciéndonos reir.

© Federico Zorzoli



viernes, 16 de agosto de 2013

Desconfiar de las imágenes- Harun Farocki


Desconfiar de las imágenes
Harun Farocki
traducción Julia Giser
Prólogo Georges Didi-Huberman
Epílogo Antje Ehmann y Kodwo Eshun
Selección Inge Stache y Ezequiel Yanco
Edición al cuidado de Inge Stache
Caja Negra

(Buenos Aires)
"...Desconfiar de las imágenes presenta veinticuatro textos escritos entre 1980 y 2010, con la intención de dar cuenta de la articulación entre escritura y cine en la producción de Farocki y de relevar los principales temas que atraviesan su obra. Los artículos reunidos provienen de diferentes fuentes: de la revista Filmkritik, de la que Farocki fue editor entre 1974 y 1984; de diferentes diarios como el die tageszeitung de Berlín y semanarios de actualidad como Jungle World; los textos más recientes pertenecen a sus publicaciones en Trafic, la revista francesa fundada por Serge Daney y Jean Claude Biette, y a los libros y catálogos editados en ocasión de las exhibiciones de sus obras en museos y galerías, en donde ha presentado su más reciente producción de videoinstalaciones. Consideramos oportuno agrupar estos artículos en cuatro secciones. En "Los comienzos" se reúnen tres textos que reflejan la trayectoria inicial de Farocki, la de sus años de formación cinematográfica y militancia política, etapa en la que "toma posición y se distancia de referentes de Nuevo Cine Alemán como Rainer Werner Fassbinder y Wim Wenders. "Acerca de la producción de imágenes y la producción de sentido "agrupa un conjunto de ensayos en los que Farocki reflexiona sobre la producción de imágenes en diferentes campos, en un espectro que abarca desde el análisis del lenguaje cinematográfico, el montaje blando que introduce en sus videoinstalaciones, la televisión y el videoclip, hasta las imágenes generadas por los dispositivos técnicos implementados en los conflictos bélicos contemporáneos. Un extenso muestrario en el que el interés por los artefactos que producen las imágenes se complementan con la preocupación por su forma de circulación y recepción en el espectador. El apartado "Apuntes sobre películas y videoinstalaciones" presenta los textos vinculados directamente con las obras de Farocki, en los que expone los conceptos y las líneas de investigación involucrados en ellas, así como las pausas que organizan la búsqueda del material de archivo de sus producciones audiovisuales. Por último, en el "Apéndice", se reúnen un texto autobiográfico, una entrevista realizada a Farocki con motivo de la publicación de este libro, y un artículo en el que Antje Ehmann y Kodwo Eshun elaboran una taxonomía alfabética con la que revisan las categorías de la obra del autor alemán.
A modo de agradecimiento, queremos mencionar la generosa colaboración de Antje Ehmnn, quien nos acompañó durante todo el proceso de compilación y armado con especial dedicación y cuidado. Por otro lado, queremos subrayar el aporte del Goethe Institut en la difusión de la obra de Harun Farocki en la Argentina tanto con la exhibición de sus películas en el Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires (BAFICI, 2003), como con la organización del seminario online Desconfiar de las imágenes: HF y la teoría de la imagen contemporánea (al que contribuyó con sus textos Ricardo Parodi) y la publicación en conjunto con el BAFICI de Crítica de la mirada (Altamira, 2003), selección de ensayos de la que formaron parte algunos de los textos que componen este volumen...".
                                                                       Inge Stache
                                                                  Ezequiel Yanco
"...Harun Farocki nació en 1944, en un tiempo en que el mundo entero todavía vivíabajo la amenaza de una violencia política y militar sin precedentes. Es como si no solo hubiesen sido las cenizas de las ciudades bombardeadas las que parecieran haber aterrizado directamente sobre su cuna: además, junto con ellas, parecerían haber aterrizado también los pensamientos que fueron escritos, para acompañarlas pero en el otro extremo del mundo, por unos pocos exiliados alemanes en medio de los cuales, desde el interior mismo de su propio tiempo sufrido (sus mugrientas vidas de exiliados, su "vida mutilada") el pensamiento había sido capaz de elevarse a sí mismo hasta el nivel de la ira política - es como si estos exiliados se le hubieran ofrecido durante toda su vida. Pienso en Berltold Brech, por supuesto, y su Diario de trabajo, en el que casi todas y cada una de las páginas reflexionan sobre la cuestión de la política de la imagen. Pero también pienso en la Dialéctica de la Ilustración escrita por Theodor Adorno y Max Horkheimer, durante su exilio en los Estados Unidos. Ciertamente, esas son dos palabras cercanas a Farocki: Dialektik (Dialéctica) describiendo del modo más preciso posible su propio método de trabajo, su manera de editar; Aufklärung (Ilustración) representando tanto la "luz" de la Ilustración como la actividad de "reconocimiento" (reconnaissance) más amenazante de los aviones bélicos, tal y como puede verse en esas guerras repletas de cámaras que Farocki ha cuestionado en varias de sus películas, entre ellas Imágenes del mundo y epitafios de la guerra (Bilder der Welt und Inschrift des Krieges) de 1988, e instalaciones (por ejemplo, Ojo/Máquina (Auge/Machine) de 2000). Por supuesto, los dos autores de esta conocidísima obra - escrita en 1944 - ciertamente no encarnaban lo que Brecht más había apreciado de su estadía en los Estados Unidos. Porque aunque Brecht sí discutía acerca de teatro y de cine con Adorno, escuchaba discos de Hanns Eisler en su casa, disfrutaba de escandalizar a todo el mundo criticando a Schönberg y participó, de hecho y entre otras ocasiones en junio y agosto de 1942, del seminario de la Escuela de Frankfurt en el exilio, es igual de cierto que Brecht también solía decir que Horkheimer era un "payaso" y un "millonario (que) puede comprarse una cátedra en donde sea que se esté quedando. Hay algo fundamental que sin embargo une a todos estos grandes antifascistas que pagaron cara su libertad de pensamiento. Es precisamente eso que une la Dialektik, esta palabra que habla de negación, de verdad de historia, y la Aufklärung, la luz de la Ilustración cuyo trabajo histórico de autorevocación y autodestrucción han visto todos ellos con sus propios ojos, llenos de angustia - un inextinguible quemarse a uno mismo. Parecería entonces aún más preciso describir este algo como la posibilidad de lo peor a la que nuestros valores más preciados - la luz de la Ilustración, el ideal de comunidad, la verdad de las palabras, la exactitud de las imágenes - están, por tanto, constantemente expuestos..".
"Como Aby Warburg, que estuvo obsesionado a lo largo de toda su vida con la dialéctica de lo que él llamaba los Monstra y los Astra –una dialéctica que, de acuerdo a él mismo, encerraba toda la “tragedia de la cultura”–, y Theodor Adorno, continuamente preocupado por la dialéctica de la razón autodestructiva, Harun Farocki formula siempre e incansablemente la misma pregunta terrible (la misma pregunta que, me atrevería a decir, ha estimulado mi trabajo por “siempre”, como uno suele decir tan poco adecuadamente, y que, en cualquier caso, es la que me da esa sensación de una verdadera identificación cada vez que me enfrento a los montajes de Farocki). La pregunta es la siguiente: ¿por qué, de qué manera y cómo es que la producción de imágenes participa de la destrucción de los seres humanos?"
                                                          Del prólogo de Georges Didi-Huberman

lunes, 5 de agosto de 2013

Dos libros de Gaby Vallejo Canedo

Gaby Vallejo Canedo

(Buenos Aires)

Conocí a la escritora boliviana Gaby Vallejo Canedo en las V Jornadas Internacionales de Mujeres
Escritoras en San Pablo y en San José de Río Preto, Brasil (2012). Ella me entregó en mano su
novela Tatuaje mayor. Luego, ya en Buenos Aires, recibí por correo postal su nuevo libro Amalia,
desde el espejo del tiempo.
Tatuaje mayor es una novela de iniciación sentimental de una adolescente, Ylonka que mantiene
un diálogo con el diario escrito por  su abuela en los años cincuenta y también una relación intensa
con un muchacho pandillero, Andrés.
El tatuaje en el cuerpo de Ylonka funciona también como una suerte de código entre ella y Andrés,
una comunicación más íntima y secreta entre los dos personajes. A pesar de compartir el secreto
de los tatuajes, Ylonka desconoce a Andrés, no sabe verdaderamente quién es:

"- No me preguntes, Ylonka. Sólo acéptame o déjame...". dice el personaje.

Entre la oposición de la madre y el diario de la abuela, Ylonka intenta salvar su historia de amor.
El otro libro, Amalia, desde el espejo del tiempo, es la biografía novelada de la primera aviadora
boliviana,  Amalia Villa de La Tapia.
La mujer que se convirtió en la primera aviadora de Bolivia, fue a vivir a Tacna desde muy niña.
Ahí empezó su pasión por el vuelo. Por parte de la madre, era descendiente de Manuela de la Tapia,
mujer que había participado en la Guerra de la Independencia. Con una exhaustiva investigación,
y una estructura periodística, Amalia, desde el espejo del tiempo es una fascinante historia de una
mujer que se atrevió a convertir un sueño en realidad. En el libro se intercalan recortes periodísticos,
recurso que agiliza la lectura. El espíritu de Amalia es quien ha buscado a la autora para que cuente
su historia y dialogue sobre los inquietantes hechos de su vida.
Tanto en Tatuaje mayor como en Amalia, desde el espejo del tiempo, los dos personajes protagonistas de las historias, buscan anclarse en el mundo. La primera, con la defensa del amor que siente por Andrés. La segunda, llevando a cabo su ambición y su sueño de volar. La solvente escritura de Gaby Vallejo  Canedo en estas obras, nos muestra a los lectores personajes reales y  posibles, y otras posibilidades para el mundo de las mujeres, distintas, de las vidas a las que a veces están sujetas.

Gaby Vallejo Canedo es una reconocida escritora, miembro de la Academia Boliviana de la Lengua, Profesora de Literatura y Lenguaje, ex-presidente y miembro actual de: Unión Nacional de Poetas y Escritores- Bolivia y Asociación Mundial de Escritores, Filial Bolivia. Con 43 libros publicados entre: novelas, ensayos, cuentos, textos infantiles, investigaciones . Premios: Nacional de Novela: Erick Guttentag, Lista de Honor del IBBY. Oslo. Mislos Blancos, - International Jugend Bibliothek, Mircea Eliade, Medalla Dante Alighieri, por la Defensa de la Democracia a través de la Literatura: Venecia– Italia, Nacional de Literatura.

(c) Araceli Otamendi

bibliografía:

Gaby Vallejo Canedo, Tatuaje mayor, Editorial Los amigos del libro
Gaby Vallejo Canedo, Amalia, desde el espejo del tiempo, Grupo Editorial Kipus

domingo, 4 de agosto de 2013

La cultura obrera en la sociedad de masas - Richard Hoggart



La cultura obrera en la sociedad de masas
Richard Hoggart
Siglo Veintiuno Editores

(Buenos Aires)

Siglo Veintiuno publicó la nueva edición de un libro inclasificable, entre la sociología de la cultura y la antropología, entre la crítica literaria y la semblanza del pasado personal, esta obra resulta fundamental para entender cómo funcionan hoy los medios masivos y cuáles son los resortes complejos y matizados de la recepción.

"...La cultura obrera en la sociedad de masas se publicó por primera vez en marzo de 1957. En  ese momento, los Hoggart vivíamos en Rochester, Nueva York, donde mi padre había ido por un año a completar un programa de intercambio de la Universidad de Hull, donde enseñaba  literatura inglesa. Dios sabe qué pensarían los estadounidenses de esa ciudad legendaria sobre el Humber, donde el racionamiento aún no había quedado atrás, el olor a pescado a veces se sentía en toda la ciudad y los sitios donde habían caído las bombas parecía que quedarían vacíos para siempre. La experiencia de viajar en la dirección contraria generó en mí un amor permanente por los Estados Unidos, su calidez, su energía, su belleza, y, para un niño de diez años como yo  tenía en ese entonces, su comida. Mi padre percibía el sueldo de Gran Bretaña, que en los Estados Unidos era prácticamente nada, pero incluso con el poco dinero con que contaban él y mi madre se las ingeniaron para llevarnos a mis hermanos y a mí a recorrer el país, al menos la costa Este: Washington, Virginia, las montañas Adirondack, Nueva York, Nueva Inglaterra, e incluso llegamos a Canadá. Nos trasladábamos a todas partes en un viejo De Soto bicolor, uno de los últimos autos
estadounidenses con forma de renacuajo y no de ataúd. Para nuestra sorpresa, allí los autos tenían
radio. Elvis había surgido hacía poco y mi mamá decía que después de un tiempo nadie lo recordaría. Hace más de tres décadas que Elvis murió y ella todavía sigue viva. Mi padre había dejado el manuscrito de La cultura obrera en la sociedad de masas en Chatto & Windus, en Londres. La publicación no fue un proceso sencillo ni estuvo exenta de problemas. Una de las secciones más recordadas del libro es la que critica la literatura barata y la prensa sensacionalista, ilustrada con ejemplos y acompañada por comentarios peyorativos. Chatto contrató a un abogado que le advirtió que  la sección podía dar inicio a acciones legales. Se habló de demanda por un millón de libras esterlinas, una suma que, si hoy es mucho dinero, en ese entonces era una enormidad. Lejos de eliminar la sección entera, mi padre pensó que la única manera de solucionar el problema era maquillar lo que había escrito. No le llevó mucho tiempo y hasta disfrutaba con la tarea. En especial, le divertía inventar títulos para las novelas de sexo y violencia. Uno de ellos, Death Cab for Cutie (Taxi de la muerte para una chica), tuvo una vida que trascendió el libro de mi padre, pues un integrante del grupo de rock Bonzo Dog Doo-Dah  Band, que debe haber leído el libro, compuso una canción con ese mismo título. También hay una escena curiosa en la película de los Beatles como Gira mágica y misteriosa, en la que el grupo interpreta la canción en un sórdido cabaret.  (Derek Taylor, quien fuera agente de prensa de los Beatles, hoy fallecido, me comentó que George Harrison había sido un admirador de la obra de mi padre). Años más tarde, un grupo estadounidense de la costa Oeste debe haber escuchado la canción y eligió el título como nombre para su banda. Los Death Cab for Cutie fueron muy exitosos, y mi propio hijo, que también se llama Richard Hoggart, es uno de sus admiradores. La transmisión generacional tiene estas ironías...".

Simon Hoggart, periodista de The Guardian, es el hijo de Richard Hoggart.

¿Y si las ventajas del acceso masivo a la educación estuvieran desaprovechándose en el consumo de productos efectistas ideados por gerentes de marketing? Esta pregunta, de una relevancia muy actual, es el eje de La cultura obrera en la sociedad de masas, una obra clásica que inauguró el campo de los estudios culturales en los años cincuenta y en la que Richard Hoggart reflexiona sobre los productos de la industria cultural (programas de radio y televisión, novelas románticas, revistas y diarios, hits musicales) y sus efectos en los sectores populares. Lejos de una posición condenatoria o elitista, el autor adopta una mirada original, personal: esos productos, que la “alta cultura” considera banales, homogéneos en los valores que proponen, no reflejan como un espejo la vida de sus consumidores, es decir, no es posible sacar conclusiones definitivas sobre las personas a partir de la literatura que leen o de la música que escuchan.

Por eso, la primera parte del libro es casi un ejercicio de antropología: Hoggart, que proviene de una familia obrera y que se dedicó durante años a la educación de adultos de la clase trabajadora, describe “desde adentro” las costumbres de esa clase (sus comidas, sus paseos de domingo, su vestimenta); los dichos que utilizan para referirse al sexo, al matrimonio, a los hijos; sus vínculos arraigados con la vida local y comunitaria (en clubes de barrio o asociaciones recreativas). Si los productos de la cultura de masas, que se analizan con rigor crítico en la segunda parte del libro, amenazan con reemplazar todas esas prácticas por una jerga televisiva uniforme y por los eslóganes que inundan las tapas de diarios y revistas, ese peligro encuentra su contrapeso en sutiles formas de resistencia: los lectores o espectadores saben qué incorporar y qué desechar, y es esta capacidad de discernimiento la que debe potenciarse cada vez más.