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miércoles, 12 de abril de 2017
Los indios del Cabo de Hornos - Arnoldo Canclini
Los indios del Cabo de Hornos
Arnoldo Canclini
Zagier & Urruty Publications
Ushuaia, 1999
(Buenos Aires)
Descubrí este libro del historiador Arnoldo Canclini en el Museo Marítimo y
del Presidio de Ushuaia, lugar que visité en febrero de este año y sobre el que
ya publiqué notas en esta revista.
Los indios del Cabo de Hornos cuenta la historia de Henry Burleigh y su
mujer Nellie quienes establecieron una misión en las islas Wollaston,
y su relación con los indios yaganes o yámanas de ese lugar.
"Henry Burleigh era un predicador laico y confiaba que algún día se podría
dedicar al ministerio cristiano. De hecho, ya que se había ofrecido para las
misiones en el fin del mundo, por un aviso que había leído en un periódico
evangélico, donde se pedía un maestro para ir al Sur....
Parte del libro contiene un fragmento del libro de 52 páginas que escribió
Nellie, como resumen de las charlas que daba para promover la obra
misionera. Ese libro se titula "Testificando bajo la Cruz del Sur" y Canclini
lo aclara en el capítulo 6.
"Henry y Nellie Burleigh junto a su hija Katie, estuvieron en las islas
Wollaston desde el 14 de octubre de 1888 hasta mayo de 1892,
soportando las muy adversas condiciones del clima, y por consiguiente,
de la habilitabilidad del lugar. Ese mismo hecho dificultaba una relación
fructífera con los nativos, que debían mantener su vida errante
simplemente para subsistir. ..".
Según Canclini, el lugar de la misión de las Islas Wollaston, era informado en
las publicaciones del Almirantazgo Británico, como un lugar de refugio
para las tripulaciones de los buques náufragos o abandonados...".
Los indios del Cabo de Hornos contiene detalles de la vida cotidiana
de los Burleigh con los nativos y también evidencia como distintas
culturas, la europea y la de los indios yaganes, población originaria,
convivieron. Fueron dos cosmovisiones distintas, y los Burleigh
lucharon por modificar la de los habitantes originarios en nombre del
cristianismo.
Los yaganes se extinguieron.
Henry Burleigh murió en un accidente en un barco. Pero Canclini
dice, haciendo un paréntesis, que a pedido del bisnieto de los Burleigh,
debe aclarar que se editó en Chile el libro "Rosa Yagán", de Patricia
Stambuck, con los recuerdos de una indígena y se menciona un rumor,
que ella había oído en su juventud y que ha sido reiterado con dudas
en otras obras. Según ello, la muerte de Henry Burleigh, no habría sido
un accidente sino un suicidio, por haber sido descubierto Henry por su
hija Katie en una relación íntima con una fueguina.
"...A nuestro entender, no hay base alguna para mantener esa sospecha.
Digamos que, por nuestra parte, oímos la especie en Ushuaia en 1945,
aunque con detalles diferentes - como que hubiera sido tomado en falta
por su esposa - y luego atribuida a otros dos misioneros, habiéndose
desvanecido en los últimos años...", aclara Canclini.
Al morir Henry, su mujer Nellie volvió enseguida a Inglaterra.
Si bien el libro de Canclini tiene como fuentes los apuntes de
los Burleigh y material que le hizo llegar el bisnieto de los
protagonistas, además de otras inéditas y publicadas, el mismo
autor dice en la introducción que su narración "no tiene un aire triunfalista,
como se acusa con frecuencia a los escritos de este tipo; al margen de ciertos episodios
aislados, que parecerían mostrar algunos éxitos, lo sorprendente es
la sinceridad con que se admite que los resultados no fueron realmente abundantes.
Lecturas como las de este libro nos hacen pensar en que falta todavía mucho
por conocer de los pueblos originarios de América, habitantes de esa inhóspita
y fascinante región del mundo como lo son las islas del Cabo de Hornos.
Arnoldo Canclini (La Plata, 1926- Buenos Aires, 2014) gran conocedor
de la historia austral. De sus más de cien títulos publicados, treinta se refieren
a Tierra del Fuego, siendo también una autoridad sobre las Malvinas, a las que
ha dedicado dos obras fundamentales. Fue miembro correspondiente por
Tierra del Fuego de la Academia Nacional de la Historia, y entre sus muchos
títulos, se puede mencionar el de "mayor notable", otorgado por la Cámara
de Diputados de la Nación.
viernes, 17 de marzo de 2017
Julio Popper -Oro y rarezas - Arnoldo Canclini
Julio Popper
Oro y rarezas
Arnoldo Canclini
Ediciones Continente
edición bilingüe español e inglés
(Buenos Aires)
Julio Popper - Oro y rarezas es la historia del ingeniero rumano de ese
nombre que llegó a la Argentina y radicándose en Tierra del Fuego se
dedicó a buscar oro, acuñó moneda e imprimió estampillas entre otras
excentricidades. Aceptado por los círculos más exclusivos de Buenos
Aires, había viajado antes por lugares tan recónditos como Siberia,
Nueva Orleans, La Habana, México y Brasil, donde trabajó haciendo
planos.
También estuvo en Estambul, Egipto, la India, China y Japón, aunque
no se sabe cuáles fueron los motivos de estos viajes.
El historiador Arnoldo Canclini traza en este libro una biografía
sintética del singular personaje, con fotografías e ilustraciones.
Julio Popper (Bucarest, 1857 - Buenos Aires, 1893), hijo de un
intelectual judío que entre otras empresas había fundado un
diario bilingüe, dominaba varios idiomas y según Canclini,
su atractiva figura y su habilidad para tratar con toda clase de
gente, lo ayudaron a relacionarse con personalidades como
Lucio V. López, nieto del autor del himno nacional argentino,
y escritor reconocido, Bernardo de Yrigoyen, gran estadista,
que fue casi presidente, y políticos como Joaquín M. Cullen,
Manuel Láinez y Alfonso Ayerza, ayudado tal vez por ser miembro
de la masonería.
El 22 de agosto de 1886 Popper pidió autorización "para explorar
desde el punto de vista científico" la entonces desconocida y
región, acompañado por un ingeniero en minas y "quince particulares
armados en previsión de ataques de indios hostiles". Fue autorizado
incluyendo el permiso para llevar gente armada aunque estaba
prohibido por la Constitución.
Popper se lanzó a la aventura de buscar oro y extraerlo, formando
una compañía con todas las de la ley. Se había ganado la confianza
de muchos en Buenos Aires.
También embarcó en sus aventuras a su hermano Máximo.
La personalidad beligerante Popper despertaba tanto simpatías como
antipatías.
Su amigo Manuel Láinez, director de El Diario, publicaba notas
laudatorias que eran muy útiles: "...con el seudónimo de Cincinatus, y lo
más probable es que fueran de su propia autoría. Informaba que su plan
era establecer una pequeña colonia "que será seguramente el plantel de
muchas otras, formando un principio de desarrollo industrial en esos lejanos
parajes...".
Algunas ideas de Popper no cayeron bien, ya que primero presentó un
"proyecto de poblamiento para establecer una colonia indígena, ya que se
había convertido en su defensor. Según el plan, se establecerían doscientas
cincuenta familias a las que se daría tierras, se les enseñaría a trabajarlas y
se trataría de convertirlos al catolicismo. La superficie afectada era de ochenta
mil hectáreas y cada familia recibiría cien...".
"Aquel plan gigantesco quedó como poca cosa cuando se hizo otro que abarcaba
375.000 hectáreas para radicar cien familias europeas; incluía el proyecto de un muelle,
un faro y cien kilómetros de camino".
El gobernador Mario Cornero reaccionó ante el plan, diciendo que "lo solicitado
era la mejor tierra de la región, la tercera parte del territorio, lo que "lejos de ser
ventajoso para el país, produciría serios inconvenientes".
Por sus excentricidades tales como la de emitir estampillas, fue denunciado por
las autoridades locales ante Estanislao Zeballos, quien aunque era amigo de
Popper, pasó la acusación al procurador general.
También, Popper tuvo ideas como la de unir la Provincia de Santa Cruz con Tierra
del Fuego - en esa época no era provincia todavía -, que fracasó cuando se intentó
hacerlo medio siglo después. Canclini dice al respecto: "es difícil pensar que
sus motivos eran totalmente patrióticos".
Julio Popper "publicó un mapa que ha dado mucho que hablar, pues atribuye
a la Argentina dos de las tres islas al sur de los canales que fueron objeto de
un largo pleito con Chile, país donde se le atribuye ser el primero en tener tal
idea, lo que es muy discutible. En 1893 publicó un folleto con la idea de crear
"un puesto marítimo en la costa atlántica de Tierra del Fuego" que llegaría a ser
un pueblo que se llamaría Atlanta...", dice Canclini.
El libro relata varios pleitos que mantuvo Popper tanto con su gente en el Sur
como con científicos franceses como Henri Rousson y Polidoro Willems. El
historiador los atribuye a su espíritu beligerante.
Julio Popper fue encontrado muerto "el 6 de junio de 1893, en su habitación de
la calle Tucumán 373, en una casa que ya no existe, justo frente a donde diez
años antes falleció Luis Piedra Buena. El diagnóstico fue que se trató de un mal
cardíaco, sin que haya razones para pensar en una muerte no natural.
Fue enterrado con una gran ceremonia y su cuerpo fue depositado en la bóveda
de la familia Ayerza...".
Popper tenía 36 años cuando murió, había estado en la Argentina seis años y sólo
dos en Tierra del Fuego, donde su figura se ha transformado en un mito.
El historiador Canclini concluye que "no se le pueden excusar sus excesos, pero bien
se puede reconocer que su acción terminó siendo positiva para afirmar la presencia
argentina en la zona norte de la isla. Fue así el máximo paradigma de la época en el
olvidado territorio".
Libros como este ayudan a entender la historia de la Argentina y de una de las
provincias más australes del país.
Arnoldo Canclini (La Plata, 1926- Buenos Aires, 2014) gran conocedor de la historia austral. De sus más de cien títulos publicados, treinta se refieren a Tierra del Fuego, siendo también una autoridad
sobre las Malvinas, a las que ha dedicado dos obras fundamentales. Fue miembro correspondiente por Tierra del Fuego de la Academia Nacional de la Historia, y entre sus muchos títulos, se puede mencionar el de "mayor notable", otorgado por la Cámara de Diputados de la Nación.
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