miércoles, 28 de diciembre de 2011

La hermenéutica del sujeto - Michel Foucault















La hermenéutica del sujeto

Michel Foucault
Fondo de Cultura Económica

(Buenos Aires)

El filósofo francés Michel Foucault dedicó el curso de 1982 en el Collège de France
a la hermenéutica del sujeto. Con esta edición del Fondo de Cultura Económica, se publica una nueva zona de la "obra" de Michel Foucault.
En sentido propio, no se trata de inéditos, porque esta edición reproduce la palabra pronunciada públicamente por Foucault, con exclusión del soporte escrito que utilizaba
y que podía ser muy elaborado. Daniel Defert, que posee esas notas, permitió a los
editores consultarlas.
El curso de ese año se consagró a la formación del tema de la hermenéutica de sí. Se trataba de estudiarla no sólo en sus formulaciones teóricas sino de analizarla en relación con un conjunto de prácticas que, en la Antigüedad clásica o tardía, tuvieron gran importancia.
Esas prácticas eran de la órbita de lo que en griego solía llamarse epimeleia heautou y en latín
cura sui. El principio de que uno debe "ocuparse de sí", "preocuparse por sí mismo" quedó
oscurecido por el resplandor del gnothi seauton. Pero hay que recordar que la regla sobre la
necesidad de conocerse a sí mismo se asoció al tema de la inquietud de sí. De uno a otro
extremo de la cultura antigua, es fácil encontrar testimonios de la importancia atribuida a la
"inquietud de sí" y de su conexión con el tema del autoconocimiento.
En primer lugar, en el propio Sócrates. En la Apología, lo vemos presentarse a sus jueces como
el maestro de la inquietud de sí. Él es quien interpela a los transeúntes y les dice: ustedes
se ocupan de sus riquezas, su reputación y sus honores; pero no se preocupan por su virtud y
su alma. Sócrates es quien vela para que sus conciudadanos "se preocupen por sí mismos".
Acerca de ese papel, Sócrates dice un poco más adelante, en la misma Apología, tres cosas
importantes; es una misión que le confió el dios, y no la abandonará antes de su último suspiro; es una tarea desinteresada, por la cual no exige retribución alguna, ya que la realiza por pura benevolencia; y por último, es una función útil para la ciudad, aún más útil que la victoria de un atleta en Olimpia, porque al enseñar a los ciudadanos a ocuparse de sí mismos (más que de sus bienes), también se les enseña a ocuparse de la propia ciudad (más que de sus asuntos
materiales). En lugar de condenarlo, los jueces harían bien en recompensar a Sócrates por haber enseñado a los otros a preocuparse por sí mismos.
A través de diversos capítulos, Michel Foucault busca subrayar la precariedad del modo de subjetivación moderno. Releyendo la filosofía antigua, nos permite interrogarnos acerca de nuestra identidad como sujeto moderno. Su trabajo consiste, en principio, en volvernos extraños a nosotros mismos, mostrando la historicidad de lo que podría parecer lo más antihistórico: la manera en que, como sujetos, nos relacionamos con nosotros mismos.
Lo que hace posible ese pasaje a la filosofía antigua es una reformulación del problema político: ¿y si las luchas de hoy ya no fueran tan sólo luchas contra las dominaciones políticas, ya no tan sólo luchas contra la explotación económica, sino luchas contra la sujeción identitaria? Al releer a Platón y a Marco Aurelio, a Epicuro y a Séneca, Michel Foucault no busca ir más allá de la política sino repensarla.
El punto de partida de un estudio dedicado a la inquietud de sí es, el Alcibíades. Sócrates recomendaba a Alcibíades que aprovechara su juventud para ocuparse de sí mismo: "A los cincuenta años sería demasiado tarde". Pero Epicuro decía: Cuando uno es joven, no hay que vacilar en filosofar, y cuando es viejo, no hay que vacilar en filosofar. Nunca es demasiado tarde ni demasiado pronto para cuidar nuestra alma".
Este principio del cuidado perpetuo, a lo largo de toda la vida, se impone con mucha claridad. Musonio Rufo, por ejemplo: "Debemos cuidarnos sin cesar, si queremos vivir de manera saludable". O Galeno: "Para llegar a ser hombres hechos y derechos, todos necesitan ejercitarse por así decirlo, toda la vida", aunque sea cierto que más vale "haber velado por la propia alma desde la más tierna infancia".

jueves, 22 de diciembre de 2011

La invención de Morel - Adolfo Bioy Casares













La invención de Morel
Adolfo Bioy Casares
Adaptación e ilustraciones
Jean Pierre Mourey
Ediciones de la Flor

(Buenos Aires)

La invención de Morel, la famosa novela del escritor argentino Adolfo Bioy Casares fue publicada ahora por Ediciones de la Flor en el formato de novela gráfica. La adaptación e ilustraciones son de Jean Pierre Mourey.
El argumento es conocido: un joven fugitivo llega a una isla desierta. No se dice quien lo persigue ni cómo llega. El lugar es extraño: hay una mansión suntuosa, que parece abandonada, en cuyo sótano se conserva reluciente una compleja maquinaria de funciones incomprensibles para él. Cuando la activa, advierte que no está solo como cree: un grupo de veraneantes, reunidos por un tal Morel, empieza a circular por el lugar como si participaran de una fiesta cuyo ritual parece repetirse indefinidamente.
Escondido en los jardines de la residencia, el fugitivo se enamora de una de las mujeres presentes, Faustine, pero no logra captar su atención. Esa aparente indiferencia lo llevará a rastrear los misterios de la increíble invención de Morel: una maquinaria que reproduce artificialmente los movimientos de las personas con la nitidez de un espejo.
Sobre esta trama, Adolfo Bioy Casares construye una obra maestra de la literatura fantástica. Su amigo Jorge Luis Borges, en el prólogo de la novela, escribió: "No me parece una imprecisión o una hipérbole calificarla de perfecta". Y también dice Borges en el prólogo: "Este libro tiene el derecho de compararse con las historias más logradas de Edgar Allan Poe. Su trama ingeniosa, el desarrollo sabiamente dosificado por el autor, y sobre todo la admirable originalidad de la idea en torno a la cual gira la acción, han convertido a La invención de Morel en la obra maestra de la literatura fantástica argentina.".
El gran mérito del ilustrador francés Jean Pierre Mourey, que adaptó y dio imagen a los personajes y escenarios de esa isla, es haber conservado el delicado equilibrio entre realismo y sobrenaturalidad de la escritura de Bioy Casares.
La invención de Morel marca el verdadero comienzo de la carrera literaria de Adolfo Bioy Casares, con ella ganó el Primer Premio Municipal y el reconocimiento de los ya consagrados. Fue traducida a dieciseis idiomas y nunca deja de reeditarse. Alain Resnais y Alain Robe-Grillet partieron de ella para el guión de su film El año pasado en Marienbad. En 1991, Adolfo Bioy Casares obtuvo la máxima distinción de las letras hispánicas: el Premio Miguel de Cervantes.
Adolfo Bioy Casares (Buenos Aires, 1914-1999), fue un hombre muy agraciado. Proviene de una familia de sólidos recursos económicos, lo que le permitió dedicarse por entero a escribir sin tener que trabajar en otra cosa. Desde muy joven pudo viajar mucho. Era culto, inteligente, apacible, tenía un charme natural. A los 18 años, en casa de Victoria Ocampo, conoció a Jorge Luuis Borges e inmediatamente se hicieron amigos entrañables. Escribió con Borges a cuatro manos. Se casó con Silvina Ocampo, una finísima escritora. Jugaba tenis todas las semanas, amaba los automóviles, muchas mujeres lo pretendieron... Con todo, el mayor guiño que le hace la Gracia es darle a los veinticinco años la inspiración necesaria para atravesar el umbral de lo fantástico y volver con una novela arrolladora como pocas. En 1940, con La invención de Morel, logra lo que muchos escritores no obtienen nunca: una pequeña gran obra maestra.

martes, 13 de diciembre de 2011

Un científico en el museo de arte moderno - Luis Javier Plata Rosas



















Un científico en el museo de arte moderno

Encuentros cercanos entre el arte y la ciencia
Luis Javier Plata Rosas
Siglo Veintiuno Editores

(Buenos Aires)

"... En América Latina, no bien un hombre empieza a escribir, se pone serio": oración que podríamos modificar, sin alterar su veracidad, para afirmar: "No bien un hombre empieza a hablar de ciencia y arte...".
Por desgracia, este libro no ayudará demasiado a quienes deseen profundizar en temas
como los mencionados, pero está bastante lejos tanto de mamotretos eruditos - como
La historia del arte, de E. H. Gombrich - como de textos escolares - al estilo de Fundamentos
geométricos del diseño y la pintura actual-.
Nuestra invitación, bastante más modesta, es la de un amigo con quien visitar una muestra
muy breve de obras del arte contemporáneo que, por distintas razones, han atraído la atención
profesional de expertos de diferentes áreas de la ciencia: físicos y geólogos, químicos y psicólogos, médicos y biólogos. Como contrapunto, también daremos un paseo por las creaciones de algunos artistas modernos que han hallado su musa en la ciencia. ..".
"... El personaje de El grito, de Munch, está aterrado por una erupción volcánica, que deja su huella en el terrible cielo a su espalda, La noche estrellada, de Van Gogh, es un ejemplo de la física del caos. La sinestesia (donde se desdibujan los límites entre los sentidos y pueden oírse colores) es la responsable de los cuadros de Kandisnky. Jackson Pollock prefigura la matemática de los fractales...
La vida imita al arte mucho más de lo que el arte imita a la vida, decía Oscar Wilde, y algo parecido podría afirmarse de la relación entre la ciencia y el arte, esos hermanitos descarriados que, a primera vista, van por caminos irrevocablemente paralelos, hasta que descubrimos que ambos buscan lo mismo: entender(nos), sorprender(nos), emocionar(nos)....".

Un recorrido a través de dieciocho salas de un museo imaginario de arte moderno con obras como El Grito de Munch, La noche estrellada de Van Gogh, Las señoritas de Aviñón de Pablo Picasso, las similitudes entre las pinturas de Picasso y Einstein en sus exploracionespor la geometría del espacio-tiempo, Dalí, Monet, Klimt y hasta los conejos fluorescentes de Eduardo Kac, son algunas de las observaciones y descubrimientos que Luis Javier Plata Rosas hace para los lectores.

Luis Javier Plata Rosas


Nació en Ciudad de México en 1973. Es doctor en Oceanografía Costera y profesor-investigador de la Universidad de Guadalajara. Colabora habitualmente en diferentes revistas y periódicos (Nexos, Algarabía, ¿Cómo ves?). En la sección “Ciencia Pop” de la revista Quo, explica cada mes los curiosos encuentros entre ciencias (como la física, la economía y la neurología) e íconos de la cultura popular (como Los Pitufos, Madonna y Hello Kitty). Es autor de varios cuentos de “fantasía científica” o “ciencia ficción” y de los libros Mariposas en el cerebro: cuarenta aleteos sobre ciencia (2006), Aventuras bajo el mar y Los caballeros de la tabla periódica (2008 y 2009), El canto de Malena, la ballena y En aguas de Malena, la ballena (2008 y 2009).

jueves, 1 de diciembre de 2011

Historia y trauma - La locura de las guerras - Françoise Davoine y Jean-Max Gaudillière




















Historia y trauma
La locura de las guerras
Françoise Davoine y Jean-Max Gaudillière
Fondo de Cultura Económica

(Buenos Aires)

"...Toda catástrofe del orden social, doméstico u orgánico, corresponde a una pérdida de confianza, puntual o radical, en la seguridad de las leyes que rigen a los hombres, el universo o el cuerpo.
Así, la alteridad cambia brutalmente de estatus. De garante de la buena fe, del que emanan la palabra y la permanencia de las leyes físicas, el otro se convierte en una superficie de signos y formas que hay que descifrar, sobre un fondo de palabras devaluadas...".

"...Historia y trauma no es un libro que trate del desarrollo individual y la historia psicodinámica anteriores al trauma y la crisis. Cuenta historias de linajes ubicados del otro lado, más allá del trauma que los devastó, y habla de las fuerzas que, en el interior mismo de toda comunidad humana, contribuyen a cercenar esta historia de la transmisión socialmente autorizada.
Se trata de una historia real, la del lazo social, que debe ser descubierta, quizá incluso representada por primera vez en la transferencia, como algo que se puede pensar realmente a partir de los vestigios de un trauma llevados al primer plano por el paciente: momento crucial para salir de la locura...".
El psicoanálisis nació hace más de un siglo. Es contemporáneo de dos guerras mundiales, de totalitarismos, imperialismos y genocidios. Las guerras y las catástrofes sociales e históricas constituyen circunstancias extremas en las que el desmoronamiento de todas las referencias y la explosión de las garantías de la palabra hacen surgir formas de lazos por fuera de la norma. En esos límites, las herramientas clásicas del psicoanálisis se ven cuestionadas ya que nada es más ajeno al orden de la palabra que la acción asesina.
Mediante el relato de distintos casos, los psicoanalistas franceses Françoise Davoine y Jean-Max Gaudillière exploran el campo de la locura y hacen la crónica de los combates a los que los han convocado sus pacientes en su lucha por el advenimiento de verdades
rechazadas.
A partir de su experiencia analítica con casos de locura y traumatismos, Françoise Davoine y Jean-Max Gaudillière relatan historias singulares que pudieron empezar a decirse en un vínculo con la Historia. En todas ellas, más allá de los síntomas y las crisis, aparece el horizonte de los traumas de la historia y las sociedades. Esas zonas catastróficas se actualizan en el trabajo de transferencia y se precipitan en las sesiones a partir de resonancias con puntos de la historia del analista o de su linaje. Su historización hace existir zonas de no existencia y lleva en sí la génesis de un nuevo lazo social, de un sujeto de la palabra.
Los autores han visitado diversos centros dedicados a la psicoterapia en distintos países e incluso se han reunido con los medicine sioux de Dakota del Sur.

Dicen Françoise Davoine y Jean-Max Gaudillière

"...Las epopeyas cuentan siempre historias de guerra y de combates. En nuestra experiencia de psicoanalistas, guerra y locura mantienen relaciones extrañas.
Pero, como Sócrates al principio del Gorgias, los analistas llegan después de la batalla. Sin embargo, nosotros volvemos siempre allí...".

De eso se trata precisamente este libro en el que se destaca la erudición de los autores que mediante ejemplos de la historia, la literatura y el relato de los casos de sus pacientes, devela la relación que existe entre las guerras, las catástrofes sociales e históricas y la locura y los traumas.

Acerca de los autores:



Françoise Davoine y Jean-Max Gaudillière son psicoanalistas y miembros del Centre d´Étude des Mouvements Sociaux en la École des Hautes Études en Sciences Sociales de París, donde llevan a cabo su seminario "Locura y lazo social". A lo largo de treinta años han realizado su trabajo clínico psicoanalítico en el hospital psiquiátrico, el dispensario y el consultorio y han establecido vínculos de investigación con clínicos de la locura en Estados Unidos en el marco de su práctica. Ambos son catedráticos en Letras Clásicas y doctores en Sociología. Françoise Davoine es autora de los libros La locura Wittgenstein, Madre loca y Don Quichotte, pour combattre la mélancolie.