sábado, 28 de enero de 2017

Sobre Allende, la leche y yo por Reinaldo Edmundo Marchant

tapa del libro Allende, la leche y yo
publicado por editorial Mago 
Reinaldo E. Marchant y Manuel Silva Acevedo,
Premio Nacional de Literatura 2016
Reinaldo E. Marchant (centro), Manuel Silva Acevedo (Premio Nacional
de Literatura 2016) (derecha) y el diputado Daniel Melo (izquierda)


Reinaldo E. Marchant y otros jóvenes en la Argentina


Reinaldo E. Marchant y otros jóvenes en la Argentina 

Reinaldo E. Marchant y otro joven, en la Argentina 

(Santiago de Chile) Reinaldo E. Marchant        
                               
Este libro  lo escribí  por esas fotografías… Por esos jóvenes y entrañables amigos valientes que aparecen en esas  imágenes. Y por muchos otros, que no alcanzaron a aparecer no sólo en estas fotos sino que en ninguna otra imagen.
Necesitaba construir un andamio de palabras por ellos y por los NN que ni siquiera a veces se conservan  en la retina de la memoria.
Siempre he pensado en lo armónico que resulta quedar mano a mano con la historia. En este caso, no con la personal, sino especialmente con la de esos muchachos, que demostraron insubordinación y coraje.
Esas imágenes datan  del año 1974.  Estábamos  en Argentina y no  era por asunto de vacaciones o por estadía de placer.
Era el menor del grupo. Tenía 16 años.
Había nacido y me crié en una geografía simple, de tierra, de personas amables, y  yo amaba esa geografía.  Ahí estaban mis amigos de infancia. Y  solía escuchar con atención a los viejos del arrabal, que nos hablaban en qué consistía la vida.
Como todo chico sencillo, dedicaba mis días a sembrar  sueños. Lo hacía porque nuestras madres nos enseñaban que sin sueños la vida no tenía sentido.
Detrás de la calle Milán, donde vivía,  pasaba a tajo abierto el Zanjón de Aguada y aún así siempre encontraba flores como desafiando a los deshechos que  ese pútrido canal trasladaba del barrio alto.
Me había encantado con el Presidente Salvador Allende cuando mi vieja me llevó a una concentración que se realizó en el famoso Teatro San Miguel, ahora convertido en un centro comercial Jumbo... Cuando fue presentado, salté de la banca para mirarlo con toda la atención de mis diez años. Trataba de explicarme por qué un hombre de buena familia, médico, que hablaba casi de manera lírica, se preocupaba en exceso de los pobres. En la dignidad de los pobres. En el bienestar de los pobres. En la esperanza de los pobres. Y luego enfatizaba la parte medular de su programa, donde resaltaba el futuro de los  niños. Educación, libros y medio litro de leche para los niños… En la necesidad de crear un Ministerio de la Infancia… ¡Qué hermoso, un Ministerio de la Infancia!
Sin embargo, cuando crucé la cordillera de los Andes en mayo de 1974, me tocó nacer otra vez. Al frente se hallaba un mundo beligerante que se encargaría de mostrar las miserias más hondas de una vida que jamás imaginé. A la vez, recibiría y conocería una solidaridad inmensa, que me hace pensar que Argentina es mi Gran Patria.
Junto a miles de chilenos desterrados, fuimos testigos en el mes de junio de ese año de la muerte de Juan Domingo Perón y en septiembre del mismo año, de la bomba que destrozó el auto del general Carlos Prats González, hecho que ocurrió en la calle Malabia, barrio de Palermo, en Buenos Aires. Ahí por la noche se realizó una masiva velatón de chilenos exiliados y entre quienes estaban se hallaba nuestro Premio Nacional de Literatura Antonio Skármeta.
Una vez que asumió María Estela Martínez de Perón, la frágil estabilidad se volvió en una especie de confusión social. Se hablaba de un golpe de estado. Antes de que ocurriera, hubo una estampida de connacionales escapando a distintos países de la tierra.
Nosotros en cambio regresamos a Chile con esa sana  rebeldía de querer contribuir al retorno de la democracia.
Aquí comencé a conocer a muchísimos hombres y mujeres valientes. A seres solitarios.  Conquisté amigos sinceros de quienes no era necesario conocer sus nombres reales, cuyo tesón es un tesoro que se guarda para siempre en el corazón.
Alguna vez  quería escribir  por los que arriesgaron la vida.  Por aquellos que se los tragó una noche. Por los que nunca volvieron a casa. Por Augusto Carmona, que a veces venía de la casa de nuestro Premio Nacional de Literatura Manuel Silva Acevedo y que lo mataron frente de mi hogar en  San Miguel.
Igualmente, deseaba deslizar algunas líneas por esos amigos entrañables que luego de vivir 17 años en la clandestinidad jamás pudieron acostumbrarse al  nuevo estado de cosas, y acabaron por ahí, en  la misma quietud y tranquilidad demostrada durante años, sin molestar ni quejarse de nadie. De ellos, jamás escuché la palabra renuncia. O dar un paso al lado.
Este libro no guarda otra pretensión que plasmar el registro de historias vividas, relatadas, experimentadas o vistas en una época que marcó a fuego a generaciones.
También está la nostalgia.  Esa nostalgia que uno sale a buscar en los lugares y días que se resisten a desaparecer. En ese viaje, he vuelto a sentir la mano amiga de esos muchachos. A escuchar sus risas y la insistencia de sus palabras bregando por un atardecer que traerá un sol luminoso.
Aquel sol luminoso que todavía me parece que espero en un banquito de un parque de Buenos Aires.

(c) Reinaldo Edmundo Marchant
Santiago de Chile

Reinaldo Edmundo Marchant es un escritor y diplomático chileno, autor de numerosas libros.



viernes, 13 de enero de 2017

Cartas y Las Preguntas, dos libros de Liliana Lukin

Liliana Lukin en la presentación de los libros, a su lado
Eduardo Grüner y Tununa Mercado 


















(Buenos Aires)

Liliana Lukin presentó en 2016, en la librería Caburé dos libros de su autoría:
Cartas, publicado inicialmente en 1992 y Las preguntas, publicado en 1998.
Esta vez los libros fueron editados por Ediciones del Camino.
En el acto participaron los escritores Tununa Mercado y Eduardo Grüner,
autores de los textos que intercambiaron en el año 1992 acerca de Cartas y que
se incluyen en esta edición.
Cartas es un diario de envío, de una mujer a una mujer, son textos que reflexionan
sobre una experiencia de ser mujer, íntimas.
El epígrafe de Rainer M. Rilke, anticipa el tono de las cartas: "...Están casi convencidas
de que se busca un goce y después otro más fuerte aún; que la vida consiste en esto, 
si no se quiere perder estúpidamente. Ya han empezado a volverse a buscar. Ellas, cuya
fuerza había consistido hasta ahora en esto: en que había que encontrarlas. Eso proviene,
pienso de que están fatigadas. Durante siglos han llevado a cabo todo el amor, han 
desempeñado las dos partes del diálogo. Pues el hombre no hacía más que repetir
la lección y mal...".
La poesía de Liliana Lukin en estas Cartas, parece por momentos dirigirse a sí misma, en
el estilo de un diario, como por ejemplo en la Carta VII:

mi querida: he escrito "se disuelve mi dogma
a medida que amo" y he sentido cierta felicidad
como ante el descubrimiento de un rostro verdadero
pero dirás qué es verdadero y bajarás triste
la cabeza ante la debilidad de las palabras

oigo voces al lado y el sentido de algunas
perfora mi instante de armonía: personas
al borde de un estado del cuerpo donde la idea
es única y el deseo sencillo:
tener más ser más no escuchar. 

Al decir de Gonzalo Rojas: "Me fascina esa vertiente irónica en ti, de ti, con
unas cuantas chispas de lágrimas en el sueño; sólo así fluye la hermosura.
Mi casada, sé fiel. Lo tienes todo, o casi todo. Dinastía de otros Lukin que ya
vienen viniendo con tus partos. Mi desenvuelta, todo: lo alto y lo libérrimo. 
Publica el nuevo libro y esas cartas distintas, tersas, traslúcidas, por donde 
pasa y tiembla el arco de las alondras del Principio".
Gonzalo Rojas, De correspondencia manuscrita con la autora (1989-1990).
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Las preguntas

El libro Las preguntas está integrado por una serie de cartas sin destinatario.
La autora se interroga e interroga en cada pregunta, como por ejemplo:
en la pregunta XXVI:

"...algo de la perra que hay en mí
dejará de girar detrás de sí dejará
de morder de hacerse daño
si esa luz hace claridad?

girar no es una gimnasia ridícula que saca de un lugar confunde
cielo y suelo y vuelve cada cosa que se mueve
y algo que se deja de ver?

¿es posible así entender algo?

¿habrá que tener un pensamiento de perra 
para hacer una pregunta donde se vea
cómo una mujer muerde el hueso
tras una idea de mujer
y eso la lleva a ver con otra claridad?

Según Luis Thonis: "...No puede pensarse en este libro algo más ajeno al
intimismo de la poesía feminista, poblado de nubes gemelas. Morder ese
hueso es ponerse a distancia de ese lirismo esteticista y su sonambulismo
formal: no se trata de la apacible oscuridad sino de una claridad impura...".
(En revista El Banquete nro. 4, Córdoba, Argentina, 2000).
Creo que estas palabras son las que sintetizan la poética de Liliana Lukin
en Las Preguntas.

Liliana Lukin es egresada de Letras de la Universidad de Buenos Aires, docente
en Crítica de las Artes del UNA (Universidad Nacional de las Artes), organizó las
"Jornadas Cuerpos Argentinos" entre 2007 y 2012. Desde 2005 a 2015 coordinó
la Clínica de escritura poética de la Biblioteca Nacional de Argentina, donde editó
Antologías anuales y fundó la colección miliuna, que publicó 16 libros.
Sus ensayos sobre el tema del erotismo, el cuerpo y su representación, la tortura
y la represión, sus curadurías literarias y perfomances interdisciplinarias en:
www.lilianalukin.com.ar
Recibió entre otros el Primer Premio E.C.A. Secretaría de Cultura de la Nación, 1985;
Mención Especial, Premio Nacional de Literatura 87/88, Secretaría de Cultura de la
Nación, Premio Fundación Antorchas 1989, y Beca Fondo Nacional de las Artes, 1997.




lunes, 9 de enero de 2017

Multiplicación de narcisos y ególatras - Ricardo Levisman



Multiplicación de narcisos y ególatras
Ricardo Levisman
Edición del autor

(Buenos Aires)
En este ensayo, Ricardo Levisman, odontólogo, inventor, artista plástico,
docente e investigador, aporta su visión acerca de la proliferación de personas
narcisistas y egocéntricas en la actualidad.
"La multiplicación de narcisos y ególatras comenzó cuando las grandes potencias
decidieron en un momento de crisis económica, implementar la práctica del
trabajo freelance, para abaratar los costos de las empresas. Así fue como nació
el individualismo y, como inevitable consecuencia, el nuevo narcisismo, que
generó una competitividad tal que a mucha gente le ocasionó trastornos psíquicos.
Entonces, personas que eran naturalmente humildes recibieron la influencia del
mercado laboral y cambiaronn su forma de ser.
Hoy, en lugar de haber más personas humildes con una actitud sana, hay mayor
cantidad de desdichados y frustrados, aunque el sistema les brinde un superior
confort. "La humildad consiste en callar nuestras virtudes y dejar que los demás
las descubran" (Madre Teresa de Calcuta). "No vivas para que tu presencia se note,
sino para que tu ausencia se sienta" (Bob Marley).
¿Cómo pueden padres egocéntricos enseñar a un niño a ser modesto?
Con estas palabras, Ricardo Levisman introduce a los lectores en su ensayo, donde
además, afirma, debido a ciertas situaciones que ocurrieron a su alrededor casi lo
obligaron a encontrarle una explicación a conductas humanas que le resultaban
sospechosas, como por ejemplo: ¿Por qué tanta gente está convencida de que vale
más de lo que realmente vale? ¿Por qué la gente tiene necesidad de que la adulen
constantemente? ¿Por qué mentir pasó a ser una costumbre? ¿Por qué hay tanta
gente que no se hace cargo de sus propias culpas y se las transfiere a otro? ¿Por qué
a las personas les cuesta tanto sacrificio reconocer que el otro tiene razón? ¿Por qué
a la gente le produce placer ganar siempre a todo y no acepta perder? Si a la mayoría
de las personas con humildad se las considera más sensatas, ¿por qué los demás no las
imitan? ¿Por qué la gente con humildad tiene menos necesidad de mentir? ¿Por qué y
cómo se vuelve egocéntrica una persona que nació sin serlo? ¿Cómo y quién influyó
para que esto suceda? y ¿Por qué en el universo existe tanta infelicidad, aun cuando se
tienen los medios necesarios para estar mentalmente sano? En algunos países viven menos
narcisos y ególatras que en otros y eso es claro; pero ¿será por razones socioculturales?
El libro está estructurado en distintos capítulos, como La infancia, El narcisismo, El ego
centrismo, La autoestima, La pareja conflictiva, La mujer y el poder, Los celos, La personalidad,
La adulación, El feminismo, El machismo, El dinero y La soledad.
Ricardo Levisman posee seis títulos de invención otorgados por la oficina de patentes de los
Estados Unidos y tres por el INPI de Argentina.
Ha dictado conferencias y cursos tanto en el país como en el exterior, y publicado en revistas
científicas nacionales e internacionales numerosos artículos referidos en su mayoría a innova-
ciones tecnológicas en diversos campos y un libro específico de la profesión, además de sus
ensayos: Creatividad y Relaciones modernas.
ricardolevisman@hotmail.com