Adolfo Bioy Casares |
Unos días en Brasil
(Diario de viaje)
Adolfo Bioy Casares
Fotografías de Adolfo Bioy Casares
Posfacio de Michel Lafon
Fotografías de Adolfo Bioy Casares
Posfacio de Michel Lafon
La Compañía
(Buenos Aires )
El escritor argentino Adolfo Bioy Casares, uno de los principales referentes de la literatura argentina, autor de las novelas La invención de Morel, El sueño de los héroes, Diario de la guerra del cerdo, los cuentos de La trama celeste, y El lado de la sombra,
el Diccionario del argentino exquisito, y el monumental diario póstumo Borges, además de la novela Los que aman, odian (ésta última junto con su esposa Silvina Ocampo) fue invitado en 1960 a un congreso del PEN Club a celebrarse en Río de Janeiro, Brasil.
El libro, publicado ahora por la editorial La Compañía es un diario de viaje que además contiene fotografías tomadas por el propio Bioy y un posfacio del escritor francés Michel Lafon. Este diario de viaje, en su primera edición, se publicó anteriormente en 1991
en Grupo Editor Latinoamericano, Colección Escritura de hoy, con una tirada de 300 ejemplares – fuera de comercio - que el escritor regaló a sus amigos. Bioy Casares viaja convencido por Antonio Aíta al congreso del PEN Club, institución que lo hará miembro de honor en 1986.
Ya en Brasil se encontrará con el escritor italiano Alberto Moravia y su mujer, la escritora Elsa Morante de quien se olvidará en el momento del nombre llamándola madame Moravia, con Graham Green, Roger Caillois, Basanni y otras escritoras y escritores.
Además de las agudas observaciones del escritor, no siempre muy benevolentes, acerca de sus colegas, Bioy no se pierde tampoco oportunidad de recordar y buscar a una mujer conocida hacía unos años durante un viaje a Europa. La mujer, Opheliña vivía en Brasil.
La presencia de Silvina Ocampo, su mujer, está también en el diario. Aunque no ha viajado con Bioy, le ha enviado una carta que él define como vivísima en comparación de la opacidad de las que le escribe él.
Adolfo Bioy Casares plasma en este diario el impacto que le causa el país vecino con su monumental edificación en las ciudades de
Río de Janeiro y San Pablo, ciudad a la que también viaja, su clima caluroso, sus costumbres más liberales, en algunos casos, que en la Argentina.
Río de Janeiro y San Pablo, ciudad a la que también viaja, su clima caluroso, sus costumbres más liberales, en algunos casos, que en la Argentina.
Brasilia está construyéndose cuando él viaja hasta ahí y el escritor la fotografía:“…ya sobre Brasilia, tierra roja y casas altas, unas pocas, diseminadas. El camino del aeropuerto al hotel es largo; bordea un lago y a la izquierda, las embajadas, que por ahora son una sucesión de terrenos baldíos con letreros blancos, cada uno con el nombre de un país…”.
Bioy también fotografía a indígenas – fotografías que están en el libro -. Acerca de los indígenas, Bioy dice que hasta hacía tres años éstos vivían como únicos pobladores en la zona donde en ese momento se estaba construyendo la ciudad.
Adolfo Bioy Casares, uno de los integrantes del grupo de la revista Sur que Victoria Ocampo – hermana de la escritora Silvina Ocampo - dirigió durante 40 años, manifiesta en este diario predilección más por la escritura que por las disertaciones en público o la pertenencia a una burocracia cultural. Sin embargo, queda registrado en este diario que consideraba al PEN Club como una institución que aunque avanzara con extrema lentitud hacia sus fines, éstos valían la pena.
Alberto Moravia era Presidente del PEN Club, entonces, y según su mujer, Elsa Morante, había padecido en la infancia el despotismo de los fascistas, por lo que, tal vez deseara, de algún modo y con un poco de vergüenza, el ejercicio de la autoridad. Según el relato de Bioy en su diario, Moravia no siempre presidía las reuniones del congreso o se iba demasiado pronto de los cocktails, cosa que tenía enojados a los demás escritores participantes.
Bioy también firma, a pedido de un escritor catalán, un manifiesto en lengua catalana que Franco había prohibido.
La observación en Bioy es incesante, basta cruzarse con unos turistas en el hotel para que surjan agudas reflexiones.
El posfacio de Michel Lafon (Montpellier, 1954), catedrático de literatura argentina en la Universidad Sthendal de Grenoble aporta una visión más completa de la figura del gran escritor argentino y de este diario: “…¿Quién no tropezó alguna tarde, en la Sociedad de Escritores o en el PEN Club, con el pobre Soames del inolvidable cuento de Max Beerbhom? escribe Bioy en la posdata de 1965 al prólogo de la Antología de la literatura fantástica. Lo que no significa, a decir verdad, que se encuentre más a gusto en su papel de escritor sedentario, ni tampoco dentro de su obra. Al fin de cuentas, Bioy parece estar siempre al lado de su obra, fuera de ella, en el más allá decepcionante e irónico – o levemente nostálgico – de sus irrepetibles libros maestros de juventud o de madurez…”.
Michel Lafon ha editado en Francia las novelas completas de Adolfo Bioy Casares (Robert Laffont, 2001) así como las Clases de literatura inglesa de Jorge Luis Borges (Seuil, 2006), ha traducido al francés once novelitas de César Aira, De un mundo a otro, de Bioy y cinco de Sergio Chejfec. Su primera novela es Una vida de Pierre Menard (Gallimard, 2008, premio Valery Larbaud 2009), traducida al castellano por César Aira.
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