En breve cárcel
Sylvia Molloy
Prólogo de Ricardo Piglia
Fondo de Cultura Económica
(Buenos Aires)
Había leído la novela En breve cárcel de Sylvia Molloy hace ya varios años. También, como comenta Ricardo Piglia en el prólogo, me impactó el tono íntimo de la novela. "Más allá de la intriga y de las peripecias, hay un tono que define el modo en que la historia se mueve y fluye. No se trata del estilo - de la elegancia en la disposición de las palabras que es un sello de la autora -, sino de la cadencia y los sentimientos del relato. En definitiva, el tono define la relación emocional que el narrador mantiene con la historia que está contando..." afirma Piglia.
"En breve cárcel" son las primeras palabras de una estrofa de Quevedo:
"En breve cárcel traigo aprisionado.
con toda su familia de oro anuente,
El cerco de la luz resplandeciente,
Y grande imperio del amor cerrado".
Quevedo,
"Retrato de Lisi que traía en una sortija"
El relato de la novela reproduce los movimientos de la pasión amorosa. "La novela se instala en el presente porque el presente es el tiempo de la pasión, y trata de no salir del cuarto donde se espera -o se desea - que vuelva a suceder lo ya sucedido. Hay unidad de tiempo y de lugar entonces, pero no hay tragedia porque las mujeres de la novela son amigas o amantes, rivales o cómplices pero construyen sus intrigas alejadas del mundo masculino y de la lógica conyugal. Parecen vivir - o querer vivir - una nueva forma del amor cortés, sin propiedad y sin ley, en el que sólo persiste la luminosa inmediatez del deseo..." escribe Piglia.
El tono íntimo de En breve cárcel va atrapando al lector, por ejemplo en este párrafo: "...Para que Renata viniera, y porque Renata no ha venido, ha empezado a escribir. Nunca logró describirla, lo intenta, no lo consigue. Relee sus papeles, encuentra cartas, notas. Sabe por otra parte que Renata también guarda sus cartas y que esta historia, en una de sus versiones, ya ha sido escrita.
Al anotar esta realidad la empobrece, la destiñe. Alguien le dijo una vez: "Escribo sobre mí porque soy la persona más interesante que conozco". Querría decir lo mismo pero suena falso. Sin embargo se escribirá, una y otra vez, sin punto fijo, sin personaje fijo, sin saber adónde va...".
Sylvia Molloy
Prólogo de Ricardo Piglia
Fondo de Cultura Económica
(Buenos Aires)
Había leído la novela En breve cárcel de Sylvia Molloy hace ya varios años. También, como comenta Ricardo Piglia en el prólogo, me impactó el tono íntimo de la novela. "Más allá de la intriga y de las peripecias, hay un tono que define el modo en que la historia se mueve y fluye. No se trata del estilo - de la elegancia en la disposición de las palabras que es un sello de la autora -, sino de la cadencia y los sentimientos del relato. En definitiva, el tono define la relación emocional que el narrador mantiene con la historia que está contando..." afirma Piglia.
"En breve cárcel" son las primeras palabras de una estrofa de Quevedo:
"En breve cárcel traigo aprisionado.
con toda su familia de oro anuente,
El cerco de la luz resplandeciente,
Y grande imperio del amor cerrado".
Quevedo,
"Retrato de Lisi que traía en una sortija"
El relato de la novela reproduce los movimientos de la pasión amorosa. "La novela se instala en el presente porque el presente es el tiempo de la pasión, y trata de no salir del cuarto donde se espera -o se desea - que vuelva a suceder lo ya sucedido. Hay unidad de tiempo y de lugar entonces, pero no hay tragedia porque las mujeres de la novela son amigas o amantes, rivales o cómplices pero construyen sus intrigas alejadas del mundo masculino y de la lógica conyugal. Parecen vivir - o querer vivir - una nueva forma del amor cortés, sin propiedad y sin ley, en el que sólo persiste la luminosa inmediatez del deseo..." escribe Piglia.
El tono íntimo de En breve cárcel va atrapando al lector, por ejemplo en este párrafo: "...Para que Renata viniera, y porque Renata no ha venido, ha empezado a escribir. Nunca logró describirla, lo intenta, no lo consigue. Relee sus papeles, encuentra cartas, notas. Sabe por otra parte que Renata también guarda sus cartas y que esta historia, en una de sus versiones, ya ha sido escrita.
Al anotar esta realidad la empobrece, la destiñe. Alguien le dijo una vez: "Escribo sobre mí porque soy la persona más interesante que conozco". Querría decir lo mismo pero suena falso. Sin embargo se escribirá, una y otra vez, sin punto fijo, sin personaje fijo, sin saber adónde va...".
"...Del otro lado, en un tiempo incierto - están las memorias de la infancia, de los amigos, de los trabajos, de la vida familiar. Parecen estar ahí para marcar todavía con más nitidez, la irrealidad de todo lo que no sea la inminencia del cuerpo deseado..." dice Ricardo Piglia en el prólogo y además: "Conozco pocas novelas que hayan narrado con tanta intensidad y belleza la historia de una pasión".
En esta época en que se editan tantos libros y no se sabe ya qué elegir para leer, es recomendable leer esta novela para gratificarnos como lectores, para sentir nuevamente el placer de la lectura y de la buena literatura.
Sylvia Molloy nació en Buenos Aires y vive en Estados Unidos desde hace más de 30 años. Actualmente es Albert Schweitzer Professor Emérita de la Universidad de Nueva York, donde dirigió durante varios años el programa de escritura creativa en español. En breve cárcel es su primera novela y fue publicada en 1981. Es autora además de las novelas El común olvido (2002), y Desarticulaciones (2010) y del libro de relatos Varia imaginación (2003). Ha publicado también los ensayos Las letras de Borges (1979) y Acto de presencia (1996).
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