Pobres ciudadanos
Denis Merklen
Las clases populares en la era democrática
(Argentina 1983-2003)
Prefacio de Silvia Sigal
Prefacio de Silvia Sigal
Editorial Gorla
(segunda edición)
(Buenos Aires)
Denis Merklen, nació en Montevideo, Uruguay en 1966. A raíz de la dictadura militar que se instaló en ese país entre 1973 y 1985, él y su familia escaparon y llegaron a la Argentina y se instalaron en Ciudad Evita cuando él tenía 8 años.
Vivió también en UPCN, un modesto barrio de monoblocks construido por el sindicato homónimo, en un departamento de dos habitaciones y 50 metros cuadrados. También vivió en otros barrios de esa ciudad. En total, en Ciudad Evita, entre 1974 hasta 1994.
El autor de Pobres ciudadanos – Las clases populares en la era democrática (Argentina 1983-2003) es sociólogo y máster en investigación en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires. Durante diez años enseñó en la cátedra de Juan Carlos Portantiero y desde 1996 vive en Francia, donde realizó su doctorado con Robert Castel. Es maitre de conférences en la Universidad de París 7 e investigador en el Institut de Recherche Interdisciplinaire sur les Enjeux Sociaux de l´École des Hautes Études en Sciences Sociales de París (IRIS/EHESS). Ha publicado Asentamientos en La Matanza (1991), Policies to fight urban poverty (2001), Pobres Ciudadanos (1° ed.: 2005), Quartiers populaires, quartiers politiques (2009) y L´experience des situations limites (2009, con G. Bataillon).
Denis Merklen es hijo de dos maestros de escuela uruguayos que al llegar a la Argentina, escapando de la dictadura militar de su país natal, debieron cambiar de oficio. La madre se dedicó a ser ama de casa y el padre a diversos trabajos. El autor del libro también debió dedicarse a diferentes oficios, desde vender diarios, ser cocinero en un hotel lujoso, vendedor de Prode, fabricante de pulóveres, entre varios más. El acceso a la Universidad de Buenos Aires lo hizo conocer, además, del ambiente universitario, las diferentes fronteras sociales a través del viaje diario en colectivo, al atravesar la ciudad.
Hace cinco años, la primera edición de este importante y provocador libro de Denis Merklen conmovió los modos habituales en los que nuestras ciencias sociales venían pensando lo que Silvia Sigal, en su prefacio, llama "las consecuencias de los estragos" derivados de la hecatombe de la Argentina industrial, y, sobre ese telón de fondo, el nuevo repertorio de acciones colectivas y las nuevas formas de politicidad de los miembros de las clases populares del país. Contra la tendencia a separar el problema "sociológico" de la pobreza del problema "politicológico" de la ciudadanía, esta obra buscaba otros caminos para pensar las distintas formas de lucha por el reconocimiento y la integración de millones de individuos excluidos y (como decía Merklen con una categoría de Robert Castel) "desafiliados", y ofrecía un conjunto de claves para comprender los espectaculares hechos que habían sacudido la escena política nacional en los primeros dos o tres años del siglo.
Merklen, considera que por ejemplo en Francia, las instituciones son muy fuertes y los movimientos sociales débiles, si los comparamos con los argentinos, cuando habla de inscripción territorial.
“…La noción de inscripción territorial permite también captar la especificidad y las diferencias entre situaciones habitacionales corrientemente identificadas como “barrios”, “asentamientos”, “villas” y “monoblocks”, por ejemplo, que constituyen en realidad diferentes modos de inscripción social por el territorio…”.
También considera que la producción de ese territorio brinda cuatro puntos de apoyo: “…En primer lugar, es la base de una sociabilidad elemental y el soporte de una solidaridad inter paris que permite resistir en los momentos de crisis o paliar la condición de los más débiles al potenciar las capacidades familiares. En segundo lugar, el barrio se convierte en una base de apoyo para la salida de individuos hacia la ciudad y su proyección hacia la sociedad. Desde el barrio se sale a buscar trabajo, a ganarse la vida o a estudiar, y a él se llega en busca de reposo y de ayuda. En el barrio se encuentra con quién hablar, jugar al fútbol, cantar, bailar o rezar. El territorio se convierte así en una suerte de “capital social” (al modo en que lo piensa Bordieu), en un recurso para la acción individual. En tercer lugar, el barrio es también el sustento de la acción colectiva. En el barrio se articulan los movimientos sociales, revueltas, protestas, se construyen las sociedades de fomento, asociaciones de las más variadas, se encuentran los migrantes provenientes de un mismo lugar, se forman diversos grupos de música, iglesias de todo tipo, grupos y partidos políticos. Estas formas diversas de movilización refuerzan los lazos locales de cooperación y proyectan al grupo hacia el espacio público y el sistema político. Finalmente, a nivel de los barrios intervienen algunas de las instituciones que atañen a las clases populares. En el caso argentino los partidos políticos juegan un papel mayor. El barrio es también la acción que sobre él ejercen otros agentes, desde el exterior. La escuela, la policía, y los servicios urbanos constituyen las principales, junto a todo tipo de políticas sociales que, precisamente en el período que nos interesa, se orientaron hacia lo local…”.
Denis Merklen también narra, en el inicio del libro, cómo fue su experiencia
al acceder a la Universidad de Buenos Aires a fines de 1983 e inaugurar su vida universitaria junto al regreso de la democracia en 1984: “No es difícil imaginar (y menos aún recordar) que vivíamos entonces una verdadera primavera militante. Todo lo que habíamos callado o hablado en casa bajo los susurros del miedo podía decirse ahora en la plaza pública. La universidad se convirtió en el campo donde se libró una verdadera batalla política. Los intelectuales de izquierda que regresaban del exilio o del silencio vivían un combate por dejar atrás la revolución e instalar la democracia como horizonte de todos los posibles. Una buena parte de llos adhirieron, de cerca o de lejos, a la consigna alfonsinista: “con la democracia se come, se cura y se educa”, que retraducían, más o menos, como “dentro de la democracia, todo; fuera de ella, nada”. Por haber enseñado desde muy temprano en la cátedra de Juan Carlos Portantiero quedé embebido de ese problema para siempre…”.
En un contexto social y político distinto, pero que no nos exige menos que el de hace un lustro los mayores esfuerzos de penetración intelectual, será sin duda un auxilio inestimable contar hoy con esta nueva edición, corregida, actualizada y enriquecida con un nuevo prólogo y un nuevo capítulo, de este libro notable.
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