¿Por qué son tan
lindos los caballos?
Julieta Correa
Editorial Rosa
Iceberg
Buenos Aires, diciembre de 2024,
224 páginas
(Buenos Aires)
¿Por qué son tan
lindos los caballos? es el curioso título de esta historia familiar. Sari, la
madre de la narradora, se enferma. Al principio no hay un diagnóstico certero,
pero las fallas de la memoria, la lenta pérdida de las palabras, algunos
cambios llamativos en su conducta y la necesidad de ser cuidada que demanda cada vez más, encienden la alarma.
Sari, la
protagonista y la hija, narradora y testigo del lento deterioro de la madre, se
convierte en su biógrafa, a partir de los diarios de Sari, de algunas frases, de escenas
cotidianas.
El primer libro
publicado de Julieta Correa, se sumerge
en el territorio intempestivo del duelo y la memoria familiar. Es una
exploración literaria que teje, con hilos de dolor y amor, el paño íntimo de
una despedida, pero también el mapa de una herencia.
La autora no
navega estas aguas a ciegas. Lo hace con una brújula literaria exquisita. Es
imposible no rastrear el eco de la desgarradora lucidez de Joan Didion en 'El
año del pensamiento mágico', o del análisis visceral de la orfandad en el libro
de la autora francesa 'Nadie le teme a la noche' de Delphine de Vigan. Pero el entramado es aún más rico y local. La
narración está puntuada por alusiones sutiles, casi un código secreto para el
lector atento, que revelan un linaje familiar entroncado con lo más granado de
la historia argentina en la literatura, la ciencia y la política. La autora no
necesita nombrarlos; su legado impregna cada página, creando un diálogo íntimo
y poderoso entre la historia familiar y la Historia con mayúsculas.
Mi relación con
ese dolor siempre ha sido un territorio de silencio. Sin embargo, una vez, la
palabra logró abrirse paso: en un poema titulado 'Umbral', publicado en el blog
'Mis Poetas Contemporáneos 2' dirigido por Gustavo Tisocco, que se asoma al
instante final de mi marido. Esa fue la excepción que confirma la regla de un
dolor que, la mayoría de las veces, se resiste a ser literatura.
Por eso, valoro
con mayor profundidad la hazaña de la autora. Frente a mi silencio, ella ha
encontrado la palabra. Frente a mi memoria estática, ella ha construido
narrativa. Este libro es, por ello, un acto de valentía literaria que logra dar
luz a las sombras que, para muchos de nosotros, aún son demasiado densas para
nombrar.
Hay un texto al
inicio del libro escrito por Sari, donde una pregunta constituye el título:
“¿Por qué son tan lindos los caballos?
¿Por qué hay tanta belleza en el mundo?
¿Por qué lo olvidamos a veces?
Pues yo no lo olvido”
(Diario de Sari)
“Y le sigue un fragmento: Un animal demasiado solitario
se come a sí mismo”
(Sara Gallardo,
Eisejuaz)
Y es aquí donde
el círculo se cierra con una poderosa paradoja. El libro se abre con la
pregunta esencial en el diario de Sari, la madre: '¿Por qué son tan lindos los
caballos? ¿Por qué hay tanta belleza en
el mundo? ¿Por qué lo olvidamos a veces? Pues yo no lo olvido.' Una pregunta
que es un acto de fe pura en la vida.
Este libro es,
entonces, el viaje que une esos dos polos: es el antídoto contra la soledad que
devora. Es el acto de no olvidar la belleza, incluso —y sobre todo— cuando el dolor
nos empuja hacia la cueva del aislamiento. Un logro literario y humano de una
resonancia profunda.
Julieta Correa (Buenos Aires, 1989) estudia Edición en
la UBA y Gestión la Cultura en UDESA. Trabaja como editora y en comunicación
cultural. ¿Por qué son tan lindos los caballos? es su primer libro publicado.

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