La historia de las cosas
Annie Leonard
Fondo de Cultura Económica
(Buenos Aires)
Annie Leonard, experta en desarrollo sostenible internacional y salud ambiental escribió “La historia de las cosas”. Leonard es estadounidense. Acostumbrada, en su cultura a disponer de muchísimas cosas para comprar, dice tener muchas cosas y estar contra el amontonamiento. “No estoy contra las cosas” declara, sino a favor. Pero también afirma: “quiero que valoremos más nuestras cosas, que las cuidemos, que les brindemos el debido respeto. Quiero que reconozcamos en cada cosa comprada la mano de obra y los innumerables recursos que le dieron origen. Alguien extrajo de la tierra los metales de nuestro teléfono celular, alguien descargó los fardos de algodón de la desmontadora para hacer nuestra camiseta. Alguien ensambló en una fábrica ese par de lentes de sol, quizás exponiéndose a carcinógenos u obligado a trabajar horas extras. Alguien transportó este ramillete a través del país o del mundo para que llegara a nosotros. Necesitamos comprender el verdadero valor de nuestras cosas, mucho más allá del precio de venta y mucho más allá del estatus social que confiere su posesión. Las cosas deberían durar mucho tiempo, hacerse con orgullo de artesano y recibir los cuidados acordes…”.
La autora afirma también que no romantiza la pobreza: “La pobreza es una realidad desdichada e intolerable, un resultado de este sistema económico disfuncional que distribuye mal los recursos. No deseo esa existencia para nadie, nunca. En una oportunidad visité un internado indio donde media docena de niños habían muerto de malaria, y descubrí que los medicamentos que podrían haberlos salvado costaban menos de lo que yo pago por un café en mi país. No cabe duda de que esos niños otras personas que carecen de alimentos, medicamentos, vivienda, escuelas y demás bienes básicos, necesitan tener más dinero y más cosas. Pero está probado que, una vez satisfechas nuestras necesidades básicas, la obsesión por poseer cada vez más cosas socava la felicidad…”.
Annie Leonard, quien viajó por muchos países para investigar acerca del tema del tráfico internacional de desechos, agradece a Greenpeace: “…Fundada sobre el principio cuáquero del testigo – la idea de que ver el delito con los propios ojos crea la responsabilidad moral de informar a los demás y ponerse en acción-, Greenpeace me proveyó de una computadora y una capacitación rudimentaria para después lanzarme al mundo con el propósito de que presenciara el tráfico de residuos y contara lo que había visto. Sin embargo, como la mayoría de las instituciones, Greenpeace dividía el trabajo en áreas específicas, de modo que cada uno de nosotros trabajaba en una suerte de silo, desvinculados unos de otros: sustancias tóxicas, océanos, bosques, armas nucleares, ecosistemas marinos, organismos genéticamente modificados, clima, etc. La organización cultivaba una fuerte cultura de experticia específica…”.
De husmear en bolsas de basura, la autora pasó a examinar los sistemas globales de producción y consumo de bienes manufacturados, o bien lo que los académicos llaman economía de los materiales.
Sobre el tema de la crisis ambiental, Leonard dice: “… La evidencia de la crisis ambiental es ahora tan abundante que sólo quienes están seriamente comprometidos con la negación continúan refutando los datos fácticos. Mientras los economistas y los políticos tradicionales parecen ciegos a los patentes límites físicos, hace ya varias décadas que ecologistas, científicos, académicos y demás vienen expresando su preocupación…”.
La autora también se ocupa de la externalización de los costos. “…Las industrias suelen tener permiso ( tanto en el sentido de los permisos gubernamentales como en el de no cargar con la responsabilidad) para no “externalizar los costos”, frase eufemística que los economistas usan para decir que las empresas que se ocupan de producir y vender cosas no responden por los efectos colaterales que causan – como la contaminación de aguas subterráneas, la exposición de comunidades a agentes carcinógenos o la polución del aire – y ni siquiera están obligadas a monitorearlas.
En cuanto a los árboles, la autora dice que “por mencionar sólo una razón más que por sí sola debería bastar para que no sigamos adelante con la pésima idea de talar bosques y selvas: un cuarto de nuestros medicamentos derivan de allí, en especial de las selvas tropicales…”.
“…Es una locura arrasar con bosques y selvas en cualquier parte del mundo, pero es especialmente desatinado talar las selvas tropicales, puesto que contienen una inmensa riqueza de biodiversidad. En general, cuanto más cerca del ecuador están las selvas, mayor es la diversidad de árboles y otras especies que contienen. En diez hectáreas de la selva tropical de Borneo, por ejemplo, hay más de setecientas especies de árboles, que es la cantidad de especies arbóreas presentes en toda América del Norte…”.
“...Y los árboles no sólo albergan vida silvestre en todo el mundo, hay aproximadamente 300 millones de personas que viven en bosques y selvas, de las cuales 60 millones son indígenas que dependen casi totalmente de esos territorios. Los bosques y las selvas son la principal fuente de vida para más de 1.000 millones de personas que viven en la extrema pobreza. Proporcionan cuatro elementos indispensables para la supervivencia: alimento, forraje, fibra y combustible. Las comunidades indígenas practican allí la recolección y la caza para comer, alimentar el ganado, construir sus vivienda, cocinar y calentar su morada…”.
“…Los índices de pérdida forestal son especialmente altos en África, América Latina, el Caribe y gran parte de Asia. De acuerdo con los informes, las excepciones son China y la India, donde grandes inversiones en plantaciones forestales sesgan los datos para ocultar los índices continuos de pérdida de bosques naturales. Sin embargo, las plantaciones madereras industriales son muy diferentes de los bosques naturales. El objetivo de estas plantaciones es la producción de madera, con escasa o nula consideración por los numerosos otros servicios, recursos y hábitats que proporcionan los bosques y las selvas naturales…”.
Annie Leonard (Seattle, 1964) es experta en desarrollo sostenible internacional y salud ambiental. Luego de graduarse en Barnard College ,Columbia University, obtuvo su especialización en planificación urbana y regional en Cornell University. Durante los últimos veinte años ha realizado investigaciones y ha participado en organizaciones ambientalistas con el finde promover el desarrollo sostenible y la equidad social. En ese lapso ha trabajado en Global Anti-Incinerator Alliance (GAIA), en Health CareWithout Harm, Essential Information, Greenpeace International y, hasta hace poco tiempo, como coordinadora de Funders Workgroup for Sustainable Production and Consumption. En 2007 creó The Story of Stuff [Lahistoria de las COSAS], un video que analiza el ciclo de producción, consumo y desecho de las cosas que utilizamos en nuestra vida diaria. El video se ha convertido en un fenómeno internacional: hasta el momento fue visto por doce millonesde personas y se tradujo a una docena de lenguas. Actualmente, es la directora de The Story of Stuff Project. En 2008 la revista Time la eligió Heroína del Medio Ambiente.
Fundación Vida Silvestre Argentina acompaña el lanzamiento del libro.
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