lunes, 12 de septiembre de 2011

La Constitución en 2020- Roberto Gargarella









La Constitución en 2020
48 propuestas para una sociedad igualitaria
Roberto Gargarella coordinador

Siglo Veintiuno Editores
Colección Derecho y Política

(Buenos Aires)

Inspirado en las preocupaciones y en la metodología del proyecto The Constitution in 2020, iniciado por los profesores Jack Balkin y Reva Siegel en la Universidad de Yale, pero sensible a las peculiaridades de nuestro contexto y trayectoria constitucional, La Constitución en 2020 es un ejercicio de aproximación que conjetura, a partir de novedosos y variados puntos de vista de autores excelentemente formados en el derecho público, qué debería decir la Constitución del futuro acerca de cuestiones como el principio de igualdad, el derecho de propiedad privada, los derechos previsionales y la seguridad social, los derechos ambientales, la libertad de expresión, la familia, la democracia, la representación y la participación política, el presidencialismo, la organización del Poder Judicial, el derecho de los pueblos originarios, los derechos humanos y la política criminal, entre muchos otros temas.
En una experiencia inédita en la Argentina, el Centro de Estudios sobre Democracia y Constitucionalismo y la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires convocó a una diversidad de especialistas a responder a esta pregunta, sometiendo a una mirada crítica a nuestra Ley Fundamental. Así nació este libro, que reúne casi cincuenta propuestas para repensar los derechos y la organización del poder que comparten dos rasgos centrales: una mirada inconformista frente al orden y la práctica constitucionales vigentes y la aspiración de un constitucionalismo más igualitario.

Acerca de la igualdad y representación de las mujeres: el impacto político, social y cultural de la presencia, es destacable citar el trabajo de Silvina Álvarez:

"... El impulso que desde instancias de gobierno o desde los propios partidos políticos se ha dado a la inclusión de mujeres en los ámbitos de toma de decisiones políticas ha sido una pieza muy importante en la consecución de estos logros.
A pesar de todo esto, los avances en materia de igualdad - en salud, educación, trabajo, responsabilidades familiaes, cuidado de los hijos, etc.- aún son incompletos y queda un camino por recorrer, más o menos largo según los países. También la representación política de las mujers sigue siendo insuficiente en la mayoría de los países, tanto en términos cuantitativos como cualitativos. Lo primero, porque en varios países de la Unión Europea - Reino Unido, Francia, Irlanda, Rumania, Bulgaria -, así como en países tan significativos como los Estados Unidos de América o Japón, e incluso en muchos países latinoamericanos en los que existen leyes que establecen la aplicación de cuotas para la representación parlamentaria - República Dominicana, Venezuela, Chile, Paraguay, Brasil -, el número de mujeres en la cámara baja no llega al 20%. Estos datos resultan muy desalentadores y nos obligan a repensar cuáles son los obstáculos que de manera tan persistente siguen impidiendo una entrada significativa de las mujeres en política. Al mismo tiempo se hace necesario volver a analizar la relación entre el logro de las reivindicaciones de igualdad - en los distintos ámbitos de la vida política y privada - y la presencia de las mujeres en las instancias de decisión política..".

Lograr la igualdad

"La igualdad, como valor político y social, no se refiere a una condición fáctica sino moral de las personas. Las personas son iguales no por tener todas ellas los mismos atributos físicos o pertenecer todas a un determinado grupo o especie, sino porque las consideramos valiosas en la misma medida y ello hace que sean merecedoras de respeto. Si, en cambio, sucede que la sociedad valora menos a un grupo de personas por ser como son o por hacer lo que no pueden dejar de hacer, entonces tendríamos que pensar que se han creado categorías que distorsionan el punto de partida. Con frecuencia la cultura crea diferencias y valores en torno a ellas. Para eliminar la desigualdad es necesario recomponer la asignación social de valores. Sabemos que la ausencia de libertad no está relacionada con no poder hacer aquello que resulta de imposible realización: "no es falta de libertad no volar como un águila o nadar como una ballena", sino con no poder hacer aquello que, de no existir determinados impedimentos - sociales, económicos, culturales -, estaríamos en condiciones de llevar a cabo. Por esto es que una asignación de valores que tienda a la igualdad debe prestar especial atención a la asignación de oportunidades. Estas están en función de la forma en que se organiza la sociedad, forma que a menudo impone barreras que no responden a otra cosa que a una asignación interesada de valores.
A menudo sucede que las mujeres no pueden competir con los varones en igualdad de condiciones porque, en general, tienen mayores responsabilidades familiares y domésticas que atender, tienen menos tiempo disponible, cuentan con menos recursos económicos, son portadoras de un estigma de género que hace que muchas personas - varones y también mujeres - las consideren no aptas para determinadas actividades, deben enfrentarse a los prejuicios y descalificaciones que dicho estigma conlleva, y, con frecuencia, deben hacerse lugar en ambientes en los cuales son una minoría con escasa influencia.
Para dar solución a estos variados obstáculos, también es necesario tomar variadas y numerosas medidas. Sería poco realista pensar que basta con aplicar medidas de acción positiva para resolver todos los problemas que las mujeres enfrentan. Por un lado está la cuestión vinculada al papel de la mujer en el ámbito doméstico, y a este respecto parece fundamental propiciar un cambio en la asignación y el reparto de roles y tareas en la familia, para que la mujer pueda ganar nuevos espacios. Solo un compromiso compartido entre padres y madres en relación con el cuidado y la educación de los hijos puede ser capaz de ofrecer a las mujeres un escenario propicio para la incorporación a otros espacios vitales. Cuando la responsabilidad familiar y doméstica recae sólo en la mujer, es muy difícil que ella pueda encontrar en el ámbito privado el apoyo necesario para afrontar los retos de una vida pública - sea esta laboral, cultural, de participación ciudadana o política. Por el contrario, y en la medida en que se encuentren soluciones compartidas, la vida familiar puede dejar de ser un obstáculo para la vida pública de las mujeres y transformarse en una fuente de motivaciones y estímulos tanto para las mujeres como para los varones...".




Roberto Gargarella

es abogado y sociólogo (UBA), Doctor en Leyes por Chicago University y la UBA, y Master en Ciencia Política (FLACSO), Es Profesor Titular de Derecho Constitucional en la UBA y Profesor full-time en la Universidad Di Tella, en la que fue elegido como Mejor Profesor durante dos años. Ha sido Profesor Visitante en Columbia, NYU, Bergen, Pompeu Fabra, etc. Ha sido Tinker Scholar, Fulbright Scholar, Harry Guggenheim y John S. Guggenheim Fellow.

Ha publicado una veintena de libros y docenas de artículos. Su libro The Legal Foundations of Inequality. Constitutionalism in the Americas, 1776-1860 será publicado por Cambridge University Press. Su libro, Las Teorías de la Justicia después de Rawls, ha sido traducido al portugués y se enseña en América Latina y Europa. Ha escrito sobre constitucionalismo y democracia, el castigo penal, la desobediencia civil, el poder judicial, los derechos sociales, etc.

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