martes, 25 de agosto de 2009

El neoatraso brasileño - Francisco de Oliveira


El neoatraso brasileño
Francisco de Oliveira
Editorial Siglo XXI

(Buenos Aires)Hernán Díaz

El neoatraso brasileño se ocupa de “los procesos de modernización conservadora, de Getúlio Vargas a Lula”.
El sociólogo brasileño Francisco de Oliveira, plantea dos hipótesis fuertes: por un lado, fueron las actividades rurales de subsistencia, el trabajo informal y la precarización de los salarios los que subsidiaron el crecimiento de la industria y de los servicios.
Así, los jóvenes que venden ristras de ajo y franelas en los cruces de los semáforos no son una prueba del atraso del país sino una forma atroz de modernización. La segunda hipótesis, de contenido sin duda polémico, se refiere a la emergencia de una nueva clase social, compuesta por técnicos, economistas y banqueros (núcleo duro del Partido de los Trabajadors). Ambos determinan la identidad paradójica que adquiere el capitalismo en esta parte del mundo: aquí, el capital se financia con el dinero de los trabajadores, en tanto que el progreso sucede siempre en otro lugar (allí donde se produce la ciencia y la tecnología de avanzada).
“…El desencuentro es la regla. Una clase social decisiva pierde relevancia, entra en escena una nueva, de composición “chocante”; el desarrollo de las fuerzas productivas deja en la ruina a una parte de la humanidad, en lugar de salvarla; el subdesarrollo deja de existir, no así sus calamidades; el trabajo informal, que había sido un recurso heterodoxo y provisorio de la acumulación, se transforma en un indicador de la desagregación social, y así sucesivamente…”.

“…Hay que retroceder un poco en la historia brasileña para reconsiderar un elemento estructural del modo de producción, la esclavitud. Es posible reconocer que la esclavitud constituía un obstáculo para la industrializaión en la medida en que el costo de reproducción del esclavo era un costo interno de producción. El desarrollo industrial tenderá, desde entonces, a “expulsasr” el costo de reproducción del esclavo de los costos de producción. Dicho de otro modo: al contrario del modelo clásico, que necesitaba absorber su “periferia” de relaciones de producción, en el esquema de un país como Brasil resultaba fundamental la creación de una periferia propia. El tipo de inserción de la economía local en el conjunto de la división internacional del trabajo del mundo capitalista resulta decisivo; en este sentido, merecen destacarse intrpretaciones como las de Celso Furtado, que subrayaron el alcance de este aspecto. El extenso período que transcurre entre esa expulsión y esa creación, desde la abolición de la esclavitud hasta los años treinta, se debe a que esa inserción favorecía el mantenimiento de los patrones “esclavistas”en las relaciones de producción. Sólo una crisis de las fuerzas productivas obligará a adoptar un cambio de patrón.
Las instituciones del período posterior a 1930, entre las cuales se destaca la legislación del trabajo, apuntan principalmente a expulsar el costo de reproducción de la fuerza de trabajo desde dentro de las empresas industriales hacia afuera (hay que tener en cuenta el esquema de la industrialización anterior, en el que las empresas tenían sus propias zonas residenciales para trabajadores: es el caso de ciudades como Paulista, en Pernambuco, que depende por completo de la fábrica de tejidos). El salario mínimo será la máxima obligación de la empresa, que podrá así dedicar todo su pontencial de acumulación a las tareas relativas al crecimiento de la producción propiamente dicha. Por otro lado, la industrialización tardía se produce en un momento en el que la acumulación es potenciada porque se dispone, a nivel mundial, de una inmensa reserva de “trabajo muerto” que, bajo la forma de tecnología, es transferida a los países que recién inician el proceso de industrialización. El proceso de reproducción del capital se saltea así varias etapas, principalmente por no haber tenido que esperar a que el precio de la fuerza de trabajo se volviera lo suficientemente alto como para inducir las transformaciones tecnológicas que economizan trabajo…”.

De rigurosa actualidad política, los textos de este libro ofrecen un nuevo diagnóstico de época, agudo y demoledor: asistimos a un proceso de modernización conservadora que profundiza las brechas del neoatraso.


Francisco de Oliveira (Recife, 1933) estuvo entre los fundadores del Partido de los Trabajadores y es uno de los sociólogos más importantes de Brasil. Profesor titular de Sociología en la Universidad de San Pablo, donde dirige el Centro de Estudios de los Derechos de la Ciudadanía. Se desempeña como profesor de Sociología. Es autor de una vasta obra: Entre sus principales libros cabe destacar Os direitos do antivalor, Elegía pra una re(li)giao y A navegacao venturosa; ensaios sobre Celso Furtado. En 2006 recibió el título de Doctor Honoris Causa de la Universidad Federal de Río de Janeiro.

(c) Hernán Díaz

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