Pesimista militante
Una interpretación gráfica de Juan Carlos Onetti
Hermenegildo Sábat
Fondo de Cultura Económica
Universidad de la República (Uruguay)
Universidad Nacional de Quilmes
Editorial
(Buenos Aires) Araceli Otamendi
Con prólogo de Omar Prego Gadea se presenta “Pesimista militante” – Una interpretación gráfica de Juan Carlos Onetti, un libro con textos y dibujos de Hermenegildo Sábat editado por la Universidad Nacional de Quilmes, el Fondo de Cultura Económica y la Universidad de la República, Uruguay.
El libro según palabras de Prego Gadea pertenece a “un nuevo género literario”, un género picto-literario, una narración “pintada” pero narración al fin.
En el año designado como “Año Juan Carlos Onetti” decretado en el Uruguay se presenta este libro ilustrado con preciosas imágenes de Sábat. La literatura de Onetti no es una literatura fácil de abordar, está llena de enigmas, de trucos literarios. A Onetti hay que descubrirlo, una vez que el lector conoce los códigos, entrará en ese mundo “onettiano” y querrá leer más.
Para Mario Vargas Llosa en su libro dedicado a Onetti “El viaje a la ficción”, Onetti y Roberto Arlt tienen punto en común: “…Como lo hará luego Onetti, Arlt fue un escritor agresivo con sus lectores, que además insulta y ridiculiza a sus propios personajes…”.
No me cabe duda de que tanto Roberto Arlt como Juan Carlos Onetti fueron dos escritores geniales.
Onetti, dice Vargas Llosa, según confesión propia, siempre vivió “apartado de esa consecuente masturbación que se llama vida literaria”, no tuve reparo en ser amigo, lector y admirador de Roberto Arlt.
Según el prólogo de Prego Gadea:
“…El personaje Onetti se nos presenta y evoluciona en progresivas etapas, “mostrado” – escrito – por medio de esta serie de cuadros, desde la primera juventud hasta la vejez, registrando la más variada expresión de estados de ánimo.
Algunos de estos cuadros corresponden a un Onetti joven; uno de ellos, magníficamente logrado, a un adolescente animado por un espíritu sin mácula, etéreo, diáfano. Es la imagen de la pureza. Tal como lo fueron Ceci, la muchacha de El pozo, la ciclista de La cara de la desgracia, la Elvirita de la primera época de Cuando ya no importe, Jorge Malabia.
Otros cuadros, la mayoría, representan a un sujeto severo, de mirada profunda, que suele ser interrogante, dubitativa. En otros vemos a un Onetti bondadoso o al menos motivado por la piedad, la templanza, la conmiseración. O por la ira; o captado en el instante de la tensión creadora: “escribo por ataques”, ha reiterado el escritor uruguayo.
Vemos a Juan Carlos Onetti mirando fijo a la cámara con gesto grave o de soslayo, sin brindarse plenamente, dominado por la incertidumbre o por la desesperanza. No se registra sonrisa, alguna vez, el mal humor. Por supuesto, la paleta capta al Onetti lector: “Si no escribo, leo”, ha afirmado. Sábat lo entiende, pues, él, “ajeno a las subastas, a la maratón de los mercados”, crea, imagina, da vida, porque “dibujar es pura diversión”, es oficio, es sabiduría… es como respirar. Como para Onetti es la escritura. Juan Carlos Onetti o la salvación por la escritura titulamos el ensayo crítico del que es coautora María Angélica (Petit) escrito durante el exilio y publicado en Madrid en 1981; Onetti.
Perfil de un solitario el libro de 1986 y 2009: ambos títulos definen – pienso – al personaje que hoy nos muestra Menchi.
Si, Pesimista militante, el título de la obra se corresponde con el tono del contenido, con una visión del mundo que recoge la obra también escrita a cuatro manos, Onetti: la novela total. Opera prima/Opera omnia, publicada en este 2009, “Año Juan Carlos Onetti”, así decretado en Uruguay, donde por primera vez nuestro gran exiliado ha congregado al público desde las aceras de su ciudad natal. “Novela total” porque la textualidad onettiana repartida – escrita – en innumerables cuentos, nouvelles y novelas desde 1933 a 1993, desde “Avenida de Mayo-Diagonal-Avenida de Mayo” su primer cuento édito hasta la novela Cuando ya no importe, constituyen una summa, una unidad textual y uno de los ejes de esta unidad es precisamente una cosmovisión signada por el pesimismo, la angustia existencial como calidad identitaria de la enigmática condición humana. O al menos, un sino o signo del ser rioplatense, como señaló Paul Verdevoye en la mesa redonda que el propio Onetti integró cuando en marzo de 1978 la Université París III, las universidades de París y la comunidad uruguaya exiliada, rindieran homenaje a quien representaba la libertad de conciencia tanto como la cultura y la identidad uruguaya.
No es sino el alma – la que se propuso contar Eladio Linacero – de este personaje uno y colectivo, la imagen del espíritu rioplatense, la que se retrata en esta unidad narrativa que hoy nos ofrece Hermenegildo Sábat… pero cuánta belleza encierra esta interpretación gráfica…”.
Bibliografía: Mario Vargas Llosa, El viaje a la ficción – El mundo de Juan Carlos Onetti, Editorial Alfaguara
© Araceli Otamendi – Archivos del Sur
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