domingo, 6 de abril de 2014

Alfonsín - Mitos y verdades del padre de la democracia - Oscar Muiño



Alfonsín
Mitos y verdades del padre de la democracia
Editorial Aguilar

(Buenos Aires)

En el libro Alfonsín, Mitos y verdades del padre de la democracia, recibido en esta revista,  Oscar Muiño hace desfilar los afectos, sus seguidores, los rivales de quien fuera el primer presidente de la democracia la que se volvió en la Argentina a partir de 1983. A partir de una investigación que incluye numerosas entrevistas, consulta a diarios y revistas y una copiosa bibliografía, Muiño traza un perfil de Raúl Alfonsín y las épocas de su destacada actuación pública y política. Y también del Alfonsín más cercano, familiar, amigo de los amigos, preocupado por la gente.
"...En estas páginas desfilan los afectos de Alfonsín, sus seguidores, los rivales. Hay dos voces que apenas resonarán. Una es la del autor, limitada a un puñado de conclusiones. Tampoco se citan los escritos del propio Alfonsín, desparramados en cientos de discursos, en decretos y proyectos de ley, en comunicados, conferencias y en media docena de libros propios. Son los protagonistas que dan su propia, muchas veces contradictoria, versión. Hablan sus amigos, sus parientes, sus adversarios, sus enemigos. Y la voz de Alfonsín que ellos escucharon: es Alfonsín visto por los otros.
"...Alfonsín crece impactado por la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial. Ahí clava su militancia antifascista. La Guerra Civil encaja sus preferencias para siempre. De un lado, la razón y la idea de progreso, el cambio social y el laicismo, el fin de toda nobleza de nacimiento. La República donde conviven socialistas, republicanos puros, socialdemócratas, anarquistas y comunistas encarna el bando de los buenos.  Enfrente, el oscurantismo de una Iglesia reaccionaria, el falangismo antidemocrático, las Fuerzas Armadas golpistas, los señoritos y la gran patronal. Los enemigos de los obreros, los letrados y los poetas, los asesinos de García Lorca.
Desde entonces desconfía de los derrotistas: el "capitulacionismo" que ha permitido a Franco doblegar la República se repite con Hitler, que conquista territorios sin esfuerzo por la falta de combatividad de Francia y el Reino Unido. En sus años maduros seguirá alertando contra el munichismo, palabreja arrumbada que nada decía a los jóvenes, pero que para Alfonsín lo resumía todo: no deben hacerse concesiones al totalitarismo. Si España se pierde, la Guerra Mundial se gana. El corazón de Alfónsín acompaña la gigantesca coalición antinazi que une al reformista Roosevelt con el comunista Stalin y el conservador Churchill.
La Guerra Mundial confirma la visión del mundo de Alfonsín. Igual que en la defensa de la República española, se van ajustando dos bandos: por un lado, las democracias aliadas al comunismo: por el otro, nazis y fascistas de pelaje diverso.  Roosevelt, que ha fijado por primera vez políticas sociales directas desde el Estado, asume con igual naturalidad su alianza con la Unión Soviética.

Junto al mundo, el pago chico. Chascomús le enseña mucho a Alfonsín. El radicalismo gana allí casi siempre, incluso entre 1946 y 1955. Mientras la Unión Cívica Radical (UCR) es arrasada por doquier, en Chascomús resiste y gobierna. Alfonsín no saborea esas mieles: su sector interno es claramente minoritario. Una y otra vez los Gotti, dueños del aparato partidario, barren a los jóvenes intransigentes. Alfonsín templa su espíritu de minoría. También palpa cómo ganarle al peronismo.
En los años cincuenta, Alfonsín admira a la Cuarta República francesa. Y a su símbolo, Pierre Mendès France, el último de los grandes líderes del Partido Radical. La Francia que venía de ser humillada en la guerra y que estaba siendo vencida en los campos de batalla de Indochina, una Francia que enterraba su prestigio y perdía su imperio.
Cuando su voz antes tonante deviene inaudible, esa Francia pone un empeño desmesurado por la política pura, el debate parlamentario, los gobiernos de coalición. Gabinetes débiles con el Partido Radical como eje, y una figura dominante, la del propio Mendès France. Su envergadura moral se sobrepone a las crisis económicas, políticas, sociales y permanece aún como un modelo de virtud cívica. Ese es el principal espejo que mirará Alfonsín en el siguiente medio siglo: política de partidos, debates de Estado, racionalidad en el disenso, liderazgo virtuoso. La democracia casi en estado griego. Atenas más comité. Ese será Alfonsín...".


Datos sobre el autor


Oscar Muiño es periodista y abogado. Profesor en la maestría de Comunicación Política de la Universidad de La Plata, se desempeñó como director de Programación del Ministerio de Salud y Acción Social de la Nación, subsecretario de Información Pública de la Presidencia de la Nación, subsecretario de Comunicación Social de la Secretaría de Cultura de la Nación y secretario ejecutivo de la Organización de Entidades Fiscalizadoras del Mercosur. Trabajó en las revistas Siete Días, Panorama y Humor, en el diario El Cronista y fue secretario de Redacción de Confirmado y secretario general de Redacción de Tiempo Argentino. Desde 1990 trabaja en Radio Rivadavia. Es miembro de número de la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación y del Club Político Argentino. Ha publicado los libros Buenos Aires, la colonia de nadie; Los días de la Coordinadora; La otra juventud. De la insignificancia al poder, y Chacho, medio siglo de revolución y guerra civil en La Rioja y la Argentina de Ángel Vicente Peñaloza.


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