Distancia cero
Susana Szwarc
Ediciones Desde la gente
(Buenos Aires) Esteban W. Fuentes
Susana Szwarc y lo múltiple en los microrrelatos de Distancia cero.
Ya desde su primer libro de cuentos, “El artista del sueño”, en homenaje
a Franz Kafka, Susana Szwarc nos deleita con el trabajo de la condensación, de
la fuerza de la brevedad. Y muchos de esos cuentos se considerarían hoy
microrrelatos. Sin embargo hay, en este libro, un trabajo dedicado
específicamente a lo breve y contundente. Cada uno de sus cuentos tiene
un comienzo, un desenlace, un final aunque muchas veces por el absurdo, lo que
admite un encuentro peculiar con el lector así como que este pueda ampliarse en
el entrelineado y la polisemia.
En estos cuentos se encuentran el humor, la ironía, la tragedia. A
veces lo macabro, lo cruel pueden juntarse a lo cómico, como si nos avisara que
aún en los momentos fatales, la risa transcurre. Aparece lo deleznable de
ciertas situaciones históricos junto a la ternura por sus personajes. Si bien
la escritura es poética y el cuidado es de palabra por palabra, en ningún
momento, se olvida de narrar. A veces narra en una página, otras en una
línea o dos como en Traslación:
La vidriera
Su madre está muerta. Le da vergüenza haberla matada, de golpe, en la
siesta. Pero más le avergüenza tener madre muerta. Pone sal al cadáver.
Queda dura. La lleva un poco a empujones hasta acomodarla, tiesa, en la ventana
a la calle. Los amigos que pasan por la vereda, la saludan.
Tempo
Es de día y parece de día.
Nos sentamos sobre el mostrador, balanceamos las piernas.
Atardece, la luna es blanca, después amarilla fuerte, casi como la
naranja que chupamos entre todos.
Se nota que es de noche.
Desamparos
Canción de cuna
Y tararea. Le digo que no tan fuerte. Nos reímos, lo miramos dormir,
entreverarse con las mantas.
Buenas tardes, buenas noches…Mañana por la mañana ¿te vas a
despertar? Frankenstein se desovilla, mueve la cabeza, alza los brazos
hasta el cuerpo de la voz que lo arrulla. Hace una caricia bruta y Graciela
tambalea pero sigue cantando. Frankenstein se levanta; da sus
primeros pasos. Y tararea embobado por la luz cruda, lechosa.
-Siempre le canto a las cosas imposibles- insiste Graciela.
-Siempre le canto a las cosas imposibles-entona Frank, mientras da
vuelta la calle.
(c) Esteban W. Fuentes
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