Simona. Alter Ego.
Heroína. Soñadora incesante. Viajera curiosa. Simona despierta y busca geranios
al amanecer. Pregunta al pasado por su presente, y medita intensamente
intrigada. Libera ángeles y demonios acodada al ventanal. Por encima de
cualquier duda, Simona es mujer y protagonista sin capucha ni disfraz: “Un día
tomé un hilo y, sin saberlo, al comenzar a tirar, fueron apareciendo hebras que
tejieron una delicada trama, que dio forma a una historia insospechada”,
reconoce. Y brinca al espacio, a buscar tesoros que alguna vez iluminaron sus
manos.
Sandra Medina Salas
es la autora de este volumen, Una Frágil Burbuja
(Letrame Grupo Editorial, 441 páginas, 2023), un gran hallazgo y notable novela
que raya en la lucidez, salpicada de espejos y espejismos, de saltos al vacío y
caídas que nada importan porque, a fin de cuenta, nadie avanza a pie firme.
Con una trama medular
entre Santino y Simona, y jocosas como dramáticas micro historias de enganche experimentadas
bajo la pandemia mundial, sutil pretexto para extraer del vientre a la luz toda
la gloria y agonía sucedida en pretéritos días, los episodios suben y descienden
sin caer al pozo de la lentitud.
Así, carente de
recovecos, con narrativa pulcra, puño aceitado, un marcado humorismo, aflora el
sol y la luna, las nubes y el vislumbre ahora lejano, con su cuota de
melancolía, que pernoctaban felizmente atrincherados en alguno de los nidos del
alma, reclamando brotar para pertenecer al cuerpo visible del universo.
Contada con rico
lenguaje y desatada imaginación, la autora va contagiando vitalidad y poderosa
energía a través de la ficción; arma y desarma retablos, monologa junto a
detalles de la rutina, y regresa a la arquitectura central, con idas y vueltas
deslumbrantes, sin extraviar un ápice el hilo del tejido.
Los esplendentes
episodios, atrapan e invitan a seguir lúdicamente por su camino, apareciendo la avidez de llegar a un punto vital de
aquella singular geografía, insinuada tantas veces, pero que reclaman paciencia
en la mitad de la aventura.
La alegre y bien
urdida trama, nos deja una genuina y hermosa novela, que no indica el inicio de
una primera publicación, por contrario, por la fuerza y destreza fabuladora,
lleva a pensar que el oficio literario la autora lo tenía aplicado mucho antes
de localizar al personaje Santino.
Luego de las 36
semanas que le llevaron sobrellevar esta maternidad, aflora un novísimo
habitante. Junto a ello, salta a la vista una feliz voz, particular en el
panorama novelístico, un talento construido a fuego lento, que sin duda vale la
pena ir a su encuentro.
Sandra Medina
Salas, entrega un libro que se puede tomar y acariciar de cien maneras, menos
con tristeza e incertidumbre, que se lee rápidamente y con notoria placidez de
haber tropezado con una valiosa obra. ¡Enbuenahora!
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