martes, 4 de enero de 2011

Extraño oficio - Javier Claure Covarrubias



Extraño oficio 

Javier Claure Covarrubias
Edición del autor
Prólogo de Luis Andrade S.

(Estocolmo, noviembre 2010)

(Buenos Aires)

Extraño oficio es el segundo poemario del escritor boliviano, residente en Suecia, Javier Claure Covarrubias.
Los poemas de Javier Claure están signados por el amor erótico, el compromiso social, la escritura sobre la escritura, el oficio de escribir y la nostalgia por su tierra natal, Bolivia y Suecia, el lugar donde reside hace ya muchos años.
Extraño oficio se refiere al extraño oficio de escribir poesía, porque la vida agridulce, dice el autor en un poema, es un póker de tres púas, y en su vaivén, atado a mis sueños, mis lamentos y mi traje de ermitaño, caminé con una llaga en el costado entre rosales y ataúdes.
En uno de sus poemas, A veces, Javier Claure Covarrubias dice:

A veces dicen que estoy muerto
y me río a carcajadas en un teatro
a veces dicen que el tiempo cierra las heridas
y me pregunto de qué llaga abierta será el que hiere
a veces dicen que el exilio come las ideas y principios
 yo les digo que tienen la razón…”.

Cualquier persona que se haya alejado, por la razón que fuere, de su lugar natal, sabe que las palabras de Javier Claure son ciertas, dicen verdades. Se trata entonces de un testimonio que se hace poesía cuando las palabras se encuentran con el lector, como decía Borges.
Y ya lo decía también Octavio Paz: “…ni la angustia, ni la exaltación amorosa, ni la alegría o el entusiasmo son estados poéticos en sí, porque lo poético en sí no existe. Son situaciones que, por su mismo carácter extremo, hacen que el mundo y todo lo que nos rodea, incluyendo el muerto lenguaje cotidiano, se derrumben. No nos queda entonces sino el silencio o la imagen. Y esa imagen es una creación, algo que no estaba en el sentimiento original, algo que nosotros hemos creado para nombrar lo innombrable y decir lo indecible. Por eso todo poema vive a expensas de su creador. Una vez escrito el poema, aquello que él era antes del poema y que lo llevó a la creación – eso, indecible: amor, alegría, angustia, aburrimiento, nostalgia de otro estado, soledad, ira – se ha resuelto en imagen: ha sido nombrado y es poema, palabra transparente…”.

El poemario de Javier Claure es una experiencia, la imagen se abre ante el lector y le muestra su abismo traslúcido. Lo poético es algo que hacemos y que nos hace. El poeta es poeta gracias al poema. Extraño oficio ese de escribir poemas, como el de Javier Claure, que nos revela a un poeta que realiza una  búsqueda de sentido, una búsqueda que está más allá, en un horizonte que apenas se aclara. 

(c) Araceli Otamendi

bibliografía:

Octavio Paz, La casa de la presencia, Obras Completas, Fondo de Cultura Económica

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