jueves, 2 de diciembre de 2010

El leve soplo de los vientos - Reinaldo Edmundo Marchant


Reinaldo Edmundo Marchant


El leve soplo de los vientos
Reinaldo E. Marchant
Ediciones Calíope
(Chile)

(Buenos Aires)

El leve soplo de los vientos, nuevo libro del escritor chileno Reinaldo Edmundo Marchant presenta a los lectores un microcosmos de ideas, reflexiones filosóficas y literarias, relatos asombrosos, máximas y aforismos.
En este libro hay un encuentro con la Naturaleza: los pájaros, los animales, el agua, el mar como una forma de encuentro con la trascendencia.

Aparecen en los relatos personajes como Natalio Cartagena, de “Soy” quien dice: “…A Dios gracias nací con la suerte de tener una madre millonaria de sabiduría: no conoce el arte de leer ni escribir. Si desean saber de ella, ¡conózcanme a mí! Ahora, justamente ahora, necesito beber una porción de humedad. Esa humedad que despiden los ruiseñores noctámbulos, semilla anaranjada que cae en mi boca cuando la desolación engrifa los dientes…”. O personajes como Juan Solitario, quien “jugaba con un crespúsculo” en el relato “El crepúsculo”: “…Juan solitario seguía incansable corriendo con aquel montoncito de sombras transparentes en las manos.
Y, sonriente, lo ofrecía a los incrédulos.
Los únicos interesados eran unos ángeles custodios, que avistaban desde las altas sombras lechosas y despedían goteritos inacandescentes para que el muchacho continuara asombrándose de las cosas”.
En el relato Animales, los conejos aparecen cuando el narrador en primera persona  dice: “Desperté y estaba rodeado de conejos”. Conejos que pueden ser reales o imaginarios , pero que sí existen en el cuento y rodean al narrador “por amistad”.
También hay alusiones a la literatura actual  como en Metáforas, cuando afirma:

El hombre ha matado al hombre: ahora está matando las metáforas.
Las metáforas son detenidas desaparecidas.
Las han lanzado a la boca ardiente de los volcanes, a los pozos de mares furiosos y fosas clandestinas.
Seres oscuros las torturan con llamas del infierno.
Tiembla el pulso cuando se escribe que “el cabello de la mujer era un remolino de trigales en la minúscula comarca del horizonte”.
Es que como dice George Steiner: “…por medio del lenguaje no trascendemos de lo real hacia lo más real. Las palabras no dicen ni desdicen el reino de la materia, de la mundanidad contingente o de “lo otro”…”. “…Liberado de la servidumbre de la representación, purgado de las mentiras, las imprecisiones, y la escoria utilitaria que esta servidumbre conlleva, el “mundo de la palabra” puede, por medio de la poesía y la poética del pensamiento en la filosofía, recuperar su infinidad mágica, formal y categórica…”.

Y en otros cuentos  como en Letanía, el narrador invoca la Presencia: “Hoy he empezado a construir una casa para Ti. Será una casa tranquila, siempre llena de gloria. Para que descanses de los martirios de la intemperie…”. Y luego pregunta: “¿Quién clama por Dios? Yo lo hago, cada mañana, cuando peregrino por las calles. En los bancos de los parques. Debajo de los árboles, mientras cantan pájaros multicolores…”.

Steiner dice que “cualquier explicación coherente de la capacidad del habla humana para comunicar significado y sentimiento, está en última instancia, garantizada por el supuesto de la presencia de Dios. Mi hipótesis es que la experiencia del significado estético – en particular el de la literatura, las artes y la forma musical – infiere la posibilidad necesaria de esta “presencia real…”.
Cada relato conforma un universo si bien personajes como Juan Solitario aparecen en más de un relato.

Reflexiones filosóficas como “…La vida es la posibilidad de un sueño, no el instrumento de una ley: es no abandonar nunca la ingenuidad del niño.
Odio al grande que me hace pensar mal. Que me quiere llevar a los hipopótamos que se comen a los infantes…”. “… Ser grande es la derrota del hombre. He vivido muchos años para ser niño…”, aparecen en Tiempo.
Con ojos de niño Reinaldo Edmundo Marchant ha escrito este bello libro donde el narrador plasma su experiencia de ser humano.

© Araceli Otamendi

Bibliografía:

George Steiner, Presencias reales, Ediciones Destino, Barcelona (2001)

 Datos sobre Reinaldo Edmundo Marchant:
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